Valor en uso
Siguiendo las definiciones de nuestro Plan General de Contabilidad para un elemento de nuestro activo o para una unidad generadora de efectivo el valor en uso es el valor actual de los flujos de efectivo esperados a través de su utilización normal o de su venta, tomando en consideración su estado actual.
Esos flujos de efectivo deberán actualizarse a un tipo de interés de mercado sin riesgo.
Las proyecciones de flujos de efectivo de las que hablamos deberán basarse en hipótesis razonables y fundamentadas; lo normal es que la expectativa de obtener flujos de efectivo no sea una operación matemática sino que esté totalmente sometida a incertidumbre así que en su asignación estamos hablando de probabilidades que, eso sí, deberán estar fundamentadas en datos.
En todo caso al hacer estas estimaciones deberemos tener en cuenta otras realidades como las demás posibilidades que tienen los participantes en el mercado y el grado de liquidez que tiene el activo valorado.
Debemos diferenciarlo del valor de cambio es el la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir ese objeto mientras que el valor de uso depende de sus características propias para producir ingreso.
En un sistema capitalista la mano de obra, el trabajo, también tiene su propio valor en uso ya que sirve para producir, al final, flujos monetarios, es el único activo que puede producir nuevos valores de cambio.
Se considera que en los cálculos sobre el valor de uso no deberían hacerse proyecciones a más de cinco años vista, pero a veces es necesario no cumplir este criterio (por ejemplo, no tendría sentido calcularlo a cinco años para un local comercial porque su valor de uso es muy superior a cinco años, durante muchísimo tiempo nos va a servir para su uso principal).
Resumiendo: el valor de uso es el valor presente de flujos futuros de efectivo que nos permitirán obtener beneficio. Para ello debemos:
- Proyectar entradas y salidas de efectivo que provengan de un bien determinado. Por ejemplo, si tenemos un vehículo que utilizamos para nuestra actividad ¿cuántos kilómetros nos va a dar servicio?, o si tenemos una impresora ¿cuánto tiempo va a funcionar o cuantos documentos vamos a poder imprimir?.
- Las proyecciones hechas en el punto anterior nos permiten crear escenarios posibles, unos más optimistas y otros más pesimistas, el análisis de estos escenarios nos conducirá a acercarnos lo más posible a la realidad.
- En tercer lugar, como estamos hablando de flujos monetarios del futuro, tenemos que calcular su valor en el presente, es decir, la proyección que realicemos nos habla de entradas de dinero en el futuro dentro de un año, dos, cinco, etc. Estas cantidades deben ser valoradas en el momento presente por lo que deberemos aplicar un tipo de interés adecuado para tener su valor en el momento que estamos realizando el cálculo. Así convertimos el valor futuro que hemos calculado en valor presente.
- Debemos tomar en consideración los niveles de riesgo, es decir, las circunstancias que no podemos prever en este momento pero que, de producirse, pueden mejorar o empeorar el cálculo de nuestras expectativas.
- Para calcular el valor de uso es necesario implementar patrones de medida que serán abstractos y arbitrarios ya que los usos de distintos elementos no tienen por qué ser iguales y, ni siquiera, ser parecidos.
La razón por la que nos interesa calcular el valor de uso es que, en muchas ocasiones, tenemos entre nuestro inmovilizado bienes que nos van a producir beneficios futuros pero que no sería posible venderlos en condiciones razonables porque su valor de venta sería como chatarra, sin embargo si tienen valor para nosotros porque, como hemos dicho, aportan capacidades para obtener beneficios económicos para nuestra actividad, es decir el valor de uso es el valor de para qué sirven las cosas.
En este sentido Adam Smith nos dice que hay cosas que tienen un gran valor de cambio, como las joyas, pero que carecen totalmente (o casi) de valor de uso: un diamante en realidad no sirve para nada pero tiene mucho valor. Por el contrario hay bienes que tienen muy poco valor de cambio y, sin embargo, son útiles y necesarias por lo que tienen un gran valor de uso y pone el ejemplo del agua.
En las correcciones de valor por deterioro el valor en uso es una de las alternativas como base mínima de depreciación del valor del activo. Si lo utilizamos para esto debemos, en la memoria anual, explicar con detalle que hipótesis hemos utilizado para calcularlo en la actualidad y en ocasiones anteriores, describir las hipótesis en que se basan las proyecciones de flujos de efectivo y cómo se han valorado, el periodo que la proyección abarquen y la tasa de crecimiento de los flujos de efectivo a partir del quinto año.
Esto mismo es aplicable cuando lo utilicemos para calcular pérdidas o deterioros del Fondo de Comercio.
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