Valor añadido
El Diccionario del Estudiante de la RAE define valor añadido como “incremento de valor de un producto durante las sucesivas etapas de su producción o distribución”.
Esta es una de los dos posibles significados de valor añadido: el aumento de valor que tienen los bienes y servicios mediante el proceso productivo del negocio.
El otro significado sería la diferencia que tiene la empresa entre sus costos y sus ingresos: lo que queda después de pagar sus gastos de producción y de ingresar sus ventas; en este sentido el valor añadido coincidiría con los resultados (beneficios) del negocio.
Valor añadido como beneficios de la empresa
Empecemos por la segunda acepción que hemos expuesto al principio, el concepto contable de valor añadido como diferencia entre gastos e ingresos, el valor añadido coincide con los beneficios de la explotación antes de impuestos y no deja de ser un concepto contable.
El que este valor añadido sea muy alto o no lo sea o, incluso, no exista va a depender de la gestión de la empresa en sus múltiples facetas (compras, producción, logística, marketing y ventas) y también de las circunstancias del mercado (momento económico, elasticidad de la oferta, etc.).
Como las circunstancias externas son realidades a las que nos podemos (o debemos) adaptar pero que no podemos controlar, la dirección de la empresa deberá adoptar las medidas necesarias para optimizar lo que si depende de ella como la gestión de compras, la eficacia en la producción, el marketing, la distribución, etc.
Para saber si está funcionando todo correctamente podemos comparar los resultados con los de nuestros competidores directo o con nuestra propia empresa en otros momentos y situaciones.
La mejora de los resultados es responsabilidad de la dirección que debe optimizar los recursos y su gestión, incorporar novedades tecnológicas que mejoren la producción y realizar una política de marketing y de gestión de producto y precios adecuada.
Valor añadido como incremento de valor del producto
Hablamos del aumento de valor que el proceso productivo del negocio ocasiona.
Si fabricamos sillas y compramos madera para hacerlas y, como consecuencia de nuestra actividad, esos trozos de madera se convierten en sillas hemos conseguido, con nuestra actividad, tener algo que vale más de lo que habíamos comprado: en origen sólo teníamos la materia prima (listones de madera) y al final tenemos algo que vale mucho mas (la silla terminada) aunque tengamos que computar los demás gastos para la producción (como mano de obra o gasto de herramienta o de luz) por lo que en el cálculo tendremos en cuenta los costos de producción frente a las ventas.
En cuanto al significado que tiene la palabra valor se refiere, sin duda, al valor económico (el producto final vale más dinero que los insumos para hacerlo) pero también se refiere al valor que tiene para nuestros clientes: la actividad productiva de un negocio lo que hace es satisfacer necesidades de sus clientes y hacerlo de manera que esta satisfacción sea mayor que en otros productos de la competencia.
Calcular el valor añadido
Como hemos visto el concepto de valor no coincide exactamente con el de precio en dinero; desde luego el valor en unidades monetarias es importante pero existen también otros factores no monetarios que se deben considerar, el valor como satisfacción de las necesidades o deseos de nuestros clientes.
Por ello no existe una fórmula matemática para su cálculo.
Aunque no sean lo mismo, al final el mejor baremo para estimar esta plusvalía o aumento de valor es el precio del producto final.
Pensemos que el IVA se llama así (Impuesto sobre el Valor Añadido) en referencia a que lo que se ingresa en Hacienda por la empresa que factura es, precisamente, esa diferencia de precio como resultado de declara el que se cobra y el que se ha pagado.
Elementos del valor
Al final el valor es, por todo ello, causa del aprecio que los consumidores tienen por nuestro producto o servicios porque satisface sus necesidades o deseos. En base a esto los elementos del valor del producto o servicio serán:
- La capacidad de satisfacer una necesidad o deseo de su comprador potencial.
- Su precio, en comparación con otros productos de la competencia.
- Su calidad.
- Su buena o no tan buena imagen.
- La existencia de productos iguales o sustitutivos (en mayor o menor grado) que puedan competir con el nuestro.
- La contribución que ese producto o servicio hace a la imagen de la empresa y a otros productos o servicios nuestros.
Debemos recordar que no sólo es importante conseguir un buen precio por nuestro producto o servicio, también es importante venderlo en cantidad suficiente para que salga rentable y producirlo y distribuirlo con la mayor eficacia posible; todo esto es responsabilidad de la dirección del negocio.
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