Rentabilidad
La rentabilidad es el beneficio que produce una inversión.
Como veremos, normalmente se expresa en un porcentaje, pero conceptualmente también puede expresarse en una cantidad de dinero.
La rentabilidad se produce en cualquier tipo de inversión económica: en la actividad productiva de una empresa, en la compra de títulos como acciones o bonos, en otras operaciones financieras o bancarias como un depósito a plazo, cuando le prestamos dinero a un amigo, etc.
Rentabilidad económica
La rentabilidad económica es el resultado de una inversión calculado como la diferencia entre lo que aportamos en ella y lo que, al final, acabamos recibiendo de ella.
Así, si compramos algo que vale 100€ y lo vendemos por 110€ hemos ganado la diferencia (10€) y esa es la rentabilidad de esa inversión, en la que recibimos 10/100=0,1, expresado en porcentaje un 10% de rentabilidad.
Si hablamos de una empresa, la rentabilidad de su actividad será su beneficio bruto (antes de impuestos) menos los gastos que realiza excluyendo los gastos financieros.
Este índice de rentabilidad se denomina EBITDA (Earnings before Interest, Taxes, Depreciation and Amortization): el EBITDA nos dice cual es la capacidad de generar ingresos de la empresa con los medios de que dispone y para atender sus necesidades financieras, realizar nuevas inversiones y, además, repartir entre sus socios.
La Ratio de Rentabilidad nos dice cual es la eficiencia de la utilización de sus activos; en cada sección, cada producto, cada unidad que se fabrica y/o vende nos dá un determinado porcentaje de su rentabilidad que calculado de manera conjunta (multiplicando el número de unidades por su rentabilidad) nos dirá la del negocio.
Esta ratio puede no ser fácil de realizar correctamente: en las empresas de servicios se tiende a infravalorar el coste del trabajo de su personal, por ejemplo.
También hay que tener cuidado a la hora de valorarlo porque se expresa en un porcentaje de cada parte y de cada empresa, depende del volumen de negocio a que se aplique ese porcentaje que esa ratio, en concreto, tenga mayor o menor importancia.
La rentabilidad de la empresa no surge por que sí: es el resultado de su gestión, de cuales sean sus costos y sus ingresos.
Por lo tanto debe, la alta dirección, decidir no sólo sobre el tipo de negocio y de producto sino fijar una política de compras, de consumos, de salarios y, por el otro lado, la fijación de precios y estrategias de marketing y ventas. Todo esto da como resultado una rentabilidad u otra.
La rentabilidad financiera
La rentabilidad financiera si tiene en cuenta, a la hora de calcular los beneficios de la empresa, sus costos financieros: es la capacidad que tiene una compañía de remunerar a sus socios.
Es la relación entre los fondos que la compañía invierte y el beneficio que obtiene, descartando la parte de la rentabilidad económica que debe destinarse a atender obligaciones con terceros, tanto para devolver préstamos como para pagar costos financieros.
El índice de rentabilidad financiera se llama ROI (Return on equity) y se halla dividiendo el beneficio neto por la cifra del neto patrimonial y multiplicarlo por 100.
La rentabilidad en productos financieros
Un activo financiero es un título en papel o una anotación contable que suponen para su comprador el derecho a recibir un dinero en el futuro.
Estamos hablando de bonos, obligaciones, letras de tesoro, participaciones en fondos de inversión, en planes de pensiones y demás productos que se pueden comprar como inversión; en sentido amplio también podemos incluir los productos bancarios, como una cuenta remunerada o a plazo fijo.
A diferencia de los activos materiales (como un piso, una máquina, un coche) los activos financieros son intangibles, son derechos que adquiere su comprador a recibir algo.
La razón del que vende un activo financiero es conseguir financiación y la del que lo compra es invertir dinero para obtener un rendimiento económico.
La rentabilidad de un activo financiero procede de dos sitios:
- La propia rentabilidad que se contrata en el activo: si compramos una letra del tesoro y nos dan un determinado interés que se cobrará en el momento de vencer la letra.
- El valor del activo en el mercado secundario: además de la propia rentabilidad está que podamos vender ese activo a otra persona a un precio mayor (o menor) del que pagamos por él.
A la hora de decidir comprar un activo financiero una razón importante es su rentabilidad (o las expectativas de que sea rentable, según cada caso), pero también importan su liquidez, la posibilidad de convertirlo en dinero, y su riesgo, si su precio puede subir o bajar de manera más o menos violenta y existan posibilidades de perder lo invertido.
Los costes de oportunidad
La teoría económica se basa en la gestión del dinero, que es un recurso escaso: tenemos el dinero que tenemos (ni más ni menos) y debemos elegir en qué lo utilizamos: podemos guardarlo debajo del colchón, en el banco sin más o podemos comprar productos bancarios (por ejemplo, dejarlo a plazo fijo en el banco o comprar fondos de inversión) o podemos invertirlo en una empresa directamente nuestra o en acciones de una empresa; también podemos irnos de vacaciones o comprarnos un coche de lujo o comer langosta todos los días.
La cosa es que, hagamos lo que hagamos con el dinero, una vez que hemos decidido hacer una cosa determinada, estamos renunciando a todas las demás posibilidades que teníamos para utilizar ese dinero.
Los costes de oportunidad consisten en saber qué rentabilidad habríamos obtenido si el dinero que hemos utilizado para una cosa lo hubiéramos utilizado para otra.
En términos financieros sirve para calcular cual es la mejor inversión, qué sucederá si destinamos fondos a una inversión concreta y si otra nos puede dar mayores beneficios.
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