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Necesidades primarias y secundarias

por Software DELSOL

Los seres humanos presentamos una serie de necesidades en nuestra existencia, de tal modo que algunas son ineludibles para poder seguir viviendo (necesidades primarias), y otras, si bien no son indispensables para la vida, sí que son importantes para gozar de un mínimo de comodidad (necesidades secundarias).

Las necesidades del ser humano

La psicología ha abordado durante el siglo XX las necesidades de los seres humanos desde el punto de vista de dos célebres autores: Abraham Maslow y Henry Murray.

Maslow estructuró las necesidades humanas en una pirámide (que ha pasado a la posteridad por su mismo apellido), en cuya base se encuentran las necesidades primarias (las consideradas más imprescindibles para la vida), y que van ascendiendo, pasando por las necesidades secundarias (también importantes, pero no imprescindibles para vivir) y las terciarias (necesidades de amor, pertenencia y reconocimiento) hasta llegar a la cúspide, ocupada por la necesidad de la plena autorrealización personal.

Por su parte, Murray se limitó a establecer una diferenciación entre las necesidades primarias y las secundarias, dependiendo de si son de origen fisiológico o psicológico: atendiendo a esta clasificación, las necesidades de origen fisiológico serían las mismas que encontraríamos en la base de la Pirámide de Maslow, mientras que las de origen psicológico comprenderían el resto (de forma igualmente gradual).

En cualquier caso, y sea cual sea la forma de abordar o explicar esta fenomenología, las necesidades secundarias no tienen cabida si existe carestía de las primarias: el concepto piramidal introducido por Maslow nos ayuda a comprender que las necesidades humanas han de ser cubiertas por orden de prioridad.

¿Qué son las necesidades primarias?

Cuando hablamos de necesidades primarias, estamos refiriéndonos a cosas tan básicas como tener acceso a un alimento (bebida y comida), a un aire respirable, a la higiene, a un descanso (sueño) suficiente y reparador, y a defenderse de las temperaturas extremas; de este último punto se desgajan otras necesidades primarias, tales como la vivienda o el vestido.

Lo que distingue y hace tan características a las necesidades primarias es su cualidad, precisamente, de primordiales: una persona que no tenga cubiertas sus necesidades primarias difícilmente conseguirá sobrevivir a corto, medio o largo plazo.

Las necesidades primarias no solo tratan de la supervivencia: también de un mínimo de calidad de vida, necesaria para que un ciudadano se desarrolle: hablamos de mantener un estatus de salubridad por debajo del cual cualquier persona tendrá severas dificultades para participar en la sociedad.

Es relativamente fácil pensar en las dificultades que pueden tener las personas que carecen de algunas de las demandas básicas del ser humano: las consecuencias de la privación de alimento, aire respirable, sueño y cobijo pueden ser fatales, no solo para la salud y la vida de la persona, sino para su propia dignidad.

¿Cuáles son las necesidades secundarias?

Por su parte, las necesidades secundarias comprenden una especie de "red de seguridad", sobre la cual las personas pueden avanzar en su desarrollo con cierto nivel de comodidad (siempre y cuando se hayan cubierto las necesidades primarias).

Algunos ejemplos de necesidades secundarias podrían ser la seguridad económica y laboral (tener garantizado o facilitado el acceso a recursos económicos), la atención sanitaria, y el acceso a las comunicaciones y a las actividades de ocio y recreación.

Si bien las necesidades secundarias carecen de la vitola de “imprescindibles”, las personas que tienen satisfechas dichas necesidades gozan de una calidad de vida mejorada, lo que se traduce en un mayor bienestar social.

Todas estas necesidades tienen en común que no son inherentes a las propias funciones del cuerpo, es decir: la carencia de alguna de ellas no conlleva riesgo alguno para la salud o la vida de la persona.  En cambio, cuando éstas se cubren, el ciudadano experimenta una mejora sensible de sus condiciones de vida:

Las necesidades afectivas y sexuales

Cabe destacar la controversia que existe a la hora de catalogar las necesidades afectivo-sexuales dentro de las necesidades secundarias o de las terciarias: no hay duda de que no constituyen una necesidad primordial, y que la reproducción (perpetuación de la especie) responde más a un instinto natural que a una necesidad real de la persona.

Sin embargo, es un hecho que las personas, como seres gregarios que somos, "sentimos la necesidad" de relacionarnos con los demás a distintos niveles (tanto sexual como emocionalmente). Tal necesidad puede ser entendida como innegociable para tener cierta calidad de vida (necesidades secundarias) o, de una forma más accesoria, como un complemento destinado a satisfacer niveles superiores de autorrealización (necesidades terciarias).

En cualquier caso, la interpretación se puede delegar en el peso específico que cada persona otorgue a las relaciones afectivas dentro de su concepción subjetiva del desarrollo personal.

En lo que todos estamos realmente de acuerdo es que, sin las necesidades primarias cubiertas, prácticamente cualquier persona estará abocada a una vida muy complicada, que le imposibilitará acceder a otros niveles complementarios de necesidades y que, por lo tanto, le dificultarán enormemente gozar de un bienestar completo.

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