Minorista
Una de las figuras más importantes a nivel comercial para el correcto funcionamiento de la economía es el minorista. Aunque es habitual que pase desapercibido en múltiples ocasiones por tener una menor fuerza de negociación o capacidad de inversión que otros participantes de la cadena de distribución y consumo de bienes, lo cierto es que sin ellos, las actividades comerciales no serían posibles.
¿Qué es un minorista?
Un minorista es un negocio que actúa como último punto de contacto de la cadena de distribución con el comprador final de los bienes de consumo. Es decir, son todos aquellos comercios que están en contacto directo con los consumidores finales de los mismos. Al ser el penúltimo eslabón de la cadena de distribución de cualquier producto posible, son los profesionales que estarán en primera línea de venta y contacto con los clientes que los comprarán.
Una vez que el minorista le compra los productos al fabricante o a una empresa mayorista —generalmente con un descuento por volumen de productos adquirido u otras ofertas especiales—, pondrá en su local esos productos a un precio mayor para ofrecerlos al consumidor final. De esta manera, gana un pequeño margen de beneficios en cada bien comercializado y mantiene no solo su actividad, sino que también permiten que toda la cadena de distribución sea posible gracias a estar en contacto con el comprador último de los productos vendidos.
Se podría decir pues que la especialidad de los minoristas es la de tratar con los clientes finales para conseguir que adquieran los distintos bienes disponibles en sus establecimientos. Y de hecho, esa proximidad a sus clientes, es uno de los puntos fuertes que ofrece esta figura comercial.
Ventajas del comercio minorista
Aunque su capacidad de negociación frente a fabricantes y mayoristas sea limitada, cuenta con una serie de ventajas tanto para el consumidor como para el resto de su industria. Incluso si el margen de beneficios que se puede obtener como minorista es relativamente bajo para la mayoría de productos, ofrece una serie de características favorables que permite que los locales minoristas destaquen frente a mayoristas o fabricantes.
- Gran número de ventas finales: los minoristas concentran una gran parte de las ventas de todos los productos del mercado, pues la mayoría de los bienes están pensados para un consumidor local al que tienen un mejor acceso las compañías minoristas.
- Localización favorable: la ubicación geográfica de los locales minoristas facilitan considerablemente que el consumidor interactúe con ellos en cualquier lugar del mundo, algo que a los fabricantes o mayoristas les resultaría inviable financieramente si quisieran hacerlo.
- Contacto directo con el consumidor final: quizá el mayor beneficio de todos, ya que además de fomentar otros puntos como la fidelización, también permite interactuar con el consumidor de múltiples formas para potenciar las ventas finales.
- Potencial de fidelización: los empleados de las tiendas minoristas son capaces de crear un vínculo con los clientes habituales, estableciendo así relaciones de confianza con ellos que aumenten las ventas recurrentes a los mismos a largo plazo.
- Gestión sencilla: a nivel organizativo, un negocio minorista tiene menos costes asociados y el número de elementos que controlar y optimizar también es más reducido, lo que permite que sea más fácil gestionarlo de una forma eficiente.
- Aprovechar campañas de marketing de marca: al vender productos y servicios de grandes marcas que le facilitan los mayoristas, las empresas minoristas son capaces de mejorar sus ventas gracias a la publicidad y el marketing que las grandes empresas llevan a cabo para fomentar sus productos.
- Capacidad de especialización: muchos minoristas enfocan sus tiendas o locales a un tipo de producto o servicio específico, lo que les permite convertirse en expertos locales a los que recurrir y donde encontrar todo lo que un consumidor necesite de un sector específico.
Desventajas del comercio minorista
Por supuesto, no todo son ventajas. Los locales minoristas también tienen una serie de puntos débiles comparados con otros eslabones de la cadena de distribución.
- Capacidad de negociación: al tratarse de locales pequeños con una capacidad económica limitada, la economía de escala o adquirir productos en gran cantidad para conseguir descuentos directos desde el fabricante está fuera de su mano, estando obligados a negociar con mayoristas y aceptar condiciones menos favorables para sus intereses
- Margen de beneficios: como el poder negociador es muy limitado, el coste del producto que llega a sus tiendas tras la distribución hace que tengan que ofrecer un precio con un bajo margen para que los consumidores lo compren o se arriesgarían a tener productos sin vender en sus estanterías.
4 tipos de comercio minorista
Minorista tradicional
Son los negocios donde los compradores no tienen acceso directo a los productos que van a adquirir, sino que dependen de un empleado que les proporcione el bien que desean desde los almacenes del local minorista. Por ejemplo, una tienda de calzado o una carnicería de barrio, donde los productos no pueden ser cogidos por el propio consumidor
Minorista de autoservicio o de servicio libre
Son aquellos locales donde los consumidores pueden coger ellos mismos los productos, en este caso puede existir un autoservicio completo si es el propio cliente quien realiza el pago, o puede ser atendido por un empleado para su cobro. Por ejemplo, los supermercados son el modelo más habitual
Minorista de carácter mixto
En estas tiendas, los productos están al alcance del consumidor para que los elija libremente, pero si lo desea puede recurrir a un empleado para que le ayude en su proceso de compra si lo considera adecuado. Un ejemplo de local minorista mixto es una tienda de ropa, donde además de poder cogerla por sí mismos, también pueden recurrir a una persona que le oriente en su decisión
Minoristas de venta directa
Es aquel minorista que no realiza su venta dentro de un local comercial, sino que busca de una manera más directa. Por ejemplo, a través de las ventas a puerta fría, visitas comerciales a profesionales de su sector o incluso mediante el empleo de máquinas expendedoras de productos
Como se puede ver, la figura del minorista puede adoptar muchas formas distintas para llevar a cabo su actividad comercial como último eslabón entre fabricantes y consumidores finales. Incluso si no logra obtener grandes beneficios de cada producto vendido, es una pieza esencial en toda la industria comercial de un país.
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