Liberalismo económico
El liberalismo económico surge en Europa en el Siglo XVIII como un sistema novedoso frente a lo que había hasta entonces: los esquemas económicos del Antiguo Régimen basados en el mercantilismo, donde el Estado controlaba la economía y, por ende, la producción y restringía el comercio con sus política proteccionistas y su visión de la riqueza de manera exclusiva como la posesión de oro y plata.
Frente a aquél sistema apareció, en primer lugar, la Escuela Fisiocrática Francesa que dejó, como impronta, su máxima “laissez faire, laissez passer” (dejar hacer, dejar pasar) y, poco más adelante, la obra de Adam Smith la riqueza de las naciones como una nueva forma de ver la actividad económica.
Estamos hablando de un mundo que vive, en pocos años, la primera Revolución Francesa y la primera Revolución Industrial, donde aparecen las primeras empresas modernas en los ámbitos industrial y extractivo.
De manera muy resumida podemos decir que se habla de libertad de los intervinientes en el mercado y en el proceso productivo, de que los agentes económicos, siguiendo su propio interés egoísta, producen un beneficio general siempre que el Estado u otro organismo ajeno al mercado se mantengan al margen sin intervenir.
Adam Smith
Podemos considerar que el primer autor del movimiento que llamamos liberalismo económico es Smith y los planteamientos que hace en su famosísima obra publicada en 1776 Indagación acerca de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones a partir de la cual podemos decir que surge todo el movimiento clásico y que es seguido, más o menos fielmente, por todos los demás autores.
La idea principal es que los individuos, actuando para su propio interés y de modo egoísta, favorece a la sociedad y a los más necesitados porque para prosperar el hombre tiene que colaborar y dar trabajo a otros, mejorando y aumentando la producción de bienes y servicios. La intervención del poder público, del Estado, debe ser nula o limitarse a lo mínimo posible, dejando a los individuos actuar.
Sin embargo hay una parte del pensamiento de Adam Smith que ha sido menos propaganda y que los demás autores no han acabado de asimilar: según Smith para que este progreso basado en la actuación de los individuos en su propio provecho sea algo positivo y productivo no puede haber situaciones de desigualdad, de monopolio ni oligopolio sino que debe existir una competencia perfecta en la que nadie tenga un control de la situación.
Adam Smith nos habla de una mano invisible que en un funcionamiento sano de la economía distribuye la riqueza de manera similar a como se repartiría si todos lo hicieran igualitariamente.
Para Adam Smith el trabajo productivo es la fuente fundamental de valor en la economía, las relaciones en condiciones de igualdad de empresarios y trabajadores dan los mejores frutos; por contra, la propiedad de la tierra para producir rentas es algo estéril y que no aporta.
David Ricardo (1772-1823)
Inglés de origen holandés, Ricardo parte de los estudios de Adam Smith pero su trabajo se centra en averiguar cómo se produce el crecimiento económico (la riqueza de las naciones).
En 1817 publicó su libro "Principios de economía política y tributación".
El trabajo que aportan los obreros se paga a través de su salario que será el que necesita el trabajador para su subsistencia y la de su familia; el salario se fija por las leyes del mercado, pero estará normalmente próximo al salario natural, si hay variaciones se producirán ajustes de población (según esté por encima o por debajo del natural) que crearán un equilibrio.
Su teoría de la renta diferencial nos habla de la ocupación de la tierra: si hay poca población y mucha tierra se utilizará la mejor tierra y nadie pagará renta por usarla porque estará accesible, pero al crecer la población y utilizar tierras de peor calidad se producirá un valor de la tierra de mejor calidad y se alquilará para su explotación, con lo que surgirán los terratenientes (ociosos, según la tradición inglesa).
Respecto del comercio internacional cada país debe aprovechar sus ventajas competitivas exportando lo que sabe y puede producir mejor e importando lo que producen mejor otros: lo importante es la libertad en este comercio sin trabas.
Por último habla del gasto del Estado (gasto público) en su teoría de la equivalencia ricardiana, es igual que el Estado financie un aumento del gasto con impuestos o con deuda, si aumenta el gasto los contribuyentes saben que les toca pagar (hoy o en el futuro) y reducirán su consumo y aumentarán su ahorro.
El Siglo XIX y la aparición del capitalismo
Siguiendo estas teorías económicas así como los nuevos postulados políticos que surgen de las revoluciones burguesas y la nueva situación técnica y económica de la primera revolución industrial, a lo largo del Siglo XIX se va desarrollando una economía capitalista de mercado en la que aparece, como factor determinante, la burguesía que es la promotora de la actividad económica.
Por un lado esto propicia el desarrollo del capitalismo como sistema económico basado en la producción, la propiedad privada y el libre mercado.
Pero, por otro lado, esa burguesía no participaba en el poder político, que seguía estando en manos de las jerarquías del Antiguo Régimen, lo que propicia todas las revoluciones burguesas y, en España, guerras civiles que conforman la mayor parte del Siglo XIX.
Al final se impuso el sistema de propiedad privada y capitalismo pero ello supuso, también, la aparición del socialismo y del marxismo como análisis diferente de la realidad económica y productiva y, por fín, las teorías no marxistas que superaban el liberalismo económico clásico buscando otros factores en el crecimiento económico, como las teorías de Keynes.
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