Gestión pasiva
La gestión pasiva es un modelo de inversión; una forma de llevar a cabo una estrategia de gestión de carteras, ya sea en renta fija o en renta variable.
¿En qué se basa la gestión pasiva?
Cuando vamos a formar una cartera de inversión, la finalidad del gestor es obtener rentabilidad. Su trabajo consiste en investigar, analizar y seleccionar activos basados en políticas. Aunque antes de esto, se debe planear la diversificación y el riesgo de la cartera.
En el caso de la gestión pasiva, no hay que escoger activos financieros continuamente, sino que el gestor se encarga de crear una cartera de inversión diversificada y estable, que perdure durante un largo tiempo.
Este método de gestión da por hecho que el mercado es eficiente y que será complicado batirlo. El hecho de querer batirlo conlleva exponerse a un mayor riesgo. Si un índice se replica o se forma una cartera parecida a un cierto mercado, la rentabilidad que obtendremos será acorde a dicho mercado.
Ventajas de la gestión pasiva
Un fondo de gestión pasiva tiene la ventaja de tener unas comisiones menores.
Esto tiene una explicación, la cual reside en que, si la rotación de cartera es menos activa, los costes de los intermediarios financieros serán menores.
Debido a que se hace un buen uso de las economías de escala, hay menos costes de rotación de cartera que los que tendría un particular a la hora de invertir en fondos.
El gestor tampoco obtiene los mismos beneficios, ya que se trabaja menos que en la gestión activa. Una de las consecuencias es que los costes de mantenimiento que presenta el fondo, se abaratan mucho, lo cual conlleva menores cantidades de comisiones para el partícipe.
En este tipo de gestión, se depende muy poco del talento del gestor, lo que quiere decir que la rentabilidad puede ser igual con o sin el gestor, además de que el fondo de inversión puede tener un capital mayor y se gestionará de la misma manera.
Cuando en un fondo crece mucho el patrimonio, los gestores deberán poner más de su parte para su mantenimiento, debido a que deben buscar y analizar mayor número de activos, también tendrán que diversificar más.
En los fondos de gestión pasiva, la cartera ya vendrá diseñada y solo habrá que efectuar algunos ajustes para mantenerla.
Desventajas de la gestión pasiva
Nos exponemos a la posibilidad de obtener resultados que no esperamos, ya que el riesgo está basado en tener la misma rentabilidad que el mercado al que le hacemos la réplica.
El nivel de seguimiento puede ser bajo y es probable que nuestra capacidad de reacción sea menor, esto quiere decir que si el fondo no sigue la trayectoria que esperamos, el gestor no efectuará ninguna estrategia para transformarla. La finalidad que persigue el gestor es replicar al mercado, sin importar que sean rentabilidad positivas o negativas.
Replicar índice de referencia
Los índices son mejores para gestionar nuestras inversiones, está demostrado que aseguran un mejor resultado a bajo coste. Tipos de réplicas:
- Réplica física: la manera de replicarlos será que los interesados en la gestión pasiva pueden invertir en los mismos títulos y en la misma proporción que el índice, logrando la misma rentabilidad.
- Réplica por muestreo: se consigue focalizando la inversión en títulos más representativos.
- Réplica sintética: a través de derivados financieros.
Esto nos permitirá llegar a sectores donde no tendríamos buenas decisiones de inversión.
Diferencias con la gestión activa
Ambas tienen factores que hacen a cada una, ser favorables a su manera.
Es verdad que la gestión pasiva ha quedado demostrado que a largo plazo puede llegar a ser más efectiva que la gestión activa. Esto se debe a sus bajos costes y a la posibilidad de mantenerlos durante mucho tiempo.
La gestión activa es la más común y, hasta hace poco, era la única forma de inversión. En ella, es el gestor el que escoge los activos que formarán la cartera de inversión. Invertirá en los activos que, en su opinión, puedan tener un mejor futuro, ya que se tiene por objeto que la rentabilidad media del mercado sea superior.
Los gestores de las inversiones activas tienen una mayor habilidad gracias al conocimiento de su equipo y por el alcance de sus corporaciones, las cuales poseen suficientes recursos para lograr un resultado mucho más beneficioso.
Teniendo en cuenta esto, es una realidad que la gestión pasiva está de moda por la facilidad de realizar inversiones, mantenerlas y obtener beneficios.
En resumen, la gestión pasiva persigue el fin de replicar un índice bursátil, convirtiéndose este en referencia para seguir. Su estrategia de inversión es simplemente copiar su comportamiento y obtener una rentabilidad a partir de ello, aunque esto suponga correr un riesgo superior a la hora de alcanzar los beneficios.
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