Garantía bancaria
A la hora de pedir un crédito, las entidades bancarias suelen ser una de las primeras opciones en las que todos los ciudadanos pensamos, ya que acostumbran a disponer de ofertas y promociones muy interesantes para sus clientes. Sin embargo, para ciertos tipos de transacciones, los bancos también hacen la función de avalista, firmando la llamada garantía bancaria. Vamos a ver qué es este documento, quiénes lo componen y en qué situaciones puede necesitarse.
¿En qué consiste la garantía bancaria?
Una garantía bancaria es un documento a través del cual un banco adquiere el compromiso de hacer frente a la obligación de pago de un cliente, siempre y cuando este último la incumpla. Básicamente, el banco de este cliente se convierte en su avalista para esa operación en concreto, y será el encargado de hacer frente al pago si su cliente no cumple con su obligación en el plazo marcado.
En esta operación participan tres personas: el banco o garante, encargado de respaldar la operación siendo el avalista, el cliente del banco, aquel que ha contraído la deuda, y el beneficiario de la misma, es decir, aquella persona o entidad que recibirá el importe de la obligación de pago del cliente.
Tipos de garantías bancarias
Un banco puede ejercer como avalista de un cliente suyo en varias ocasiones. Vamos a dividir los tipos de garantías bancarias en dos: las financieras y las técnicas.
Garantías bancarias financieras
Las garantías bancarias financieras son aquellas en las que la entidad se compromete a hacer frente a la obligación de pago de su cliente en caso de que este no la cumpla, siempre y cuando estemos hablando de alguna deuda fruto de préstamos o hipotecas. Dentro de este tipo de garantías, podemos distinguir dos:
- Donde el banco asume responsabilidad subsidiaria. Esto significa que el banco se compromete a pagar la deuda únicamente cuando el cliente no hace frente a su obligación en el periodo estipulado por el contrato.
- Donde el banco asume responsabilidad solidaria. A diferencia de la anterior, en este caso el acreedor tiene libertad de exigirle el pago de la deuda a la entidad bancaria, sin necesidad de haberlo hecho primero con el deudor principal.
Garantías bancarias técnicas
Por otro lado, es posible que el banco responda ante otro tipo de compromisos que no se categorizan como obligaciones de pago. Normalmente, esto suele ocurrir cuando el banco se compromete a responsabilizarse del incumplimiento de obligaciones con las Administraciones Públicas, aunque también puede ocurrir con otros terceros. Este tipo de garantías bancarias se dan en licitaciones, concursos, ejecución de obras, buen funcionamiento de maquinaria ya vendida, y también podemos distinguir dos tipos de garantías bancarias técnicas:
- De fiel cumplimiento. Cuando termina un concurso y se identifica un ganador, se utiliza esta garantía para asegurarse de que este vaya a cumplir todas las obligaciones y compromisos que se hayan acordado en el contrato.
- De seriedad de la oferta. Cuando se va a participar en una licitación, se firma este tipo de garantía para garantizar que la oferta de este participante se va a mantener durante la duración completa del concurso, hasta que se firme el contrato definitivo.
¿Qué beneficio puede obtener un banco al firmar una garantía bancaria?
Ahora que hemos visto qué es la garantía bancaria y qué tipos se aplican en la actualidad, es normal que nos preguntemos cuál es el beneficio que pueden obtener las entidades al actuar como avalistas en las operaciones de sus clientes. Al fin y al cabo, cuando una persona o empresa firma como avalista, siempre corre el riesgo de tener que hacer frente a una obligación de pago que no ha contraído por su cuenta, lo cual puede suponer un problema y generar conflictos entre entidad y cliente.
Por este motivo, las entidades bancarias reciben comisiones por ejercer como avalistas de sus clientes, algo completamente razonable dado el riesgo que estas compañías asumen al firmar una garantía bancaria. Este tipo de comisiones son variadas y dependen de diferentes factores: la duración del contrato, la naturaleza del aval (definido o indefinido), el plazo, el riesgo asumido y el tipo de interés.
En el mercado inmobiliario, es habitual que los propietarios suelan solicitar el aval de, al menos, varios de los meses de la hipoteca a sus inquilinos. Esto ocurre el arrendador porque nunca va a estar totalmente seguro de que el arrendatario pague todas las cuotas en sus plazos, y el aval sirve como una garantía para los casos de impago, ya que el banco responderá frente al incumplimiento de los inquilinos.
En la mayoría de los casos, el avalista de un préstamo suele ser algún familiar, amigo o pareja del deudor, el cual se compromete a responder frente al pago en el caso de que el avalado incumpla sus obligaciones. Sin embargo, en otros panoramas como los alquileres hipotecarios, las entidades bancarias también ejercen como avalistas de sus clientes, firmando un documento denominado garantía bancaria.
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