Especulación
El Diccionario de la RAE define especulación como “operación comercial que se practica con mercancías, valores o efectos públicos, con ánimo de obtener lucro” y especular como “efectuar operaciones comerciales o financieras con la esperanza de obtener beneficios aprovechando las variaciones de los precios o de los cambios”.
Por tanto, como concepto general, especular es obtener un beneficio económico de cosas que aumentan de valor; es un concepto que tiene ciertas connotaciones negativas.
El especulador adquiere bienes y no lo hace para utilizarlos o para hacerlos producir sino con el único propósito de esperar a poder venderlos a un precio mayor y obtener así una ganancia.
La especulación en la economía
Especulador es el que compra activos no para poner en ellos su ahorro ni para participar en la actividad del negocio, sino con el único propósito de obtener un beneficio con su venta posterior.
El especulador aprovecha la situación y, en muchos casos, aprovecha la información que tiene (privilegiada o no).
El modo más tradicional de especular es acaparar algún tipo de bien económico que sabemos que va a escasear en el futuro, incluso provocando esa misma escasez a base de comprarlo en cantidades masivas, consiguiendo que suba de precio al escasear y poder vender todo lo que hemos almacenado a mayor precio.
Un ejemplo muy ilustrativo sería el estraperlo, durante los primeros catorce años del régimen franquista en que España era una autarquía económica cerrada y había escasez de todo (desde la comida a cualquier otro bien necesario como el combustible o el tabaco), hubo personas que aprovecharon sus posibilidades (porque estaban amparados por el régimen, sobre todo) para hacerse ricos con el Mercado Negro a gran escala, cobrando precios abusivos a gente que tenía la necesidad. Eso es especular.
El arbitraje
En los mercados financieros actuales el método más habitual de especular es el arbitraje.
Consiste en aprovechar la diferencia de precio en diferentes mercados o diferentes lugares, cuando se tiene la posibilidad.
Este tipo de operación se suele producir aprovechando los mercados electrónicos actualmente existentes y se hace en pocos minutos, se compra un activo en la bolsa donde cotiza más barato e, inmediatamente, se vende donde está más caro, obteniendo la ganancia en ese mismo momento.
Valores especulativos
Entre los títulos que encontramos en los mercados financieros (fundamentalmente las acciones) los de cada empresa tienen comportamientos muy diferentes que surgen, por un lado, de cómo se comporta la empresa (en sus decisiones y en los repartos de beneficios) y, por otro lado, en cómo los ven los inversores.
Hay valores de la bolsa muy tranquilos, adecuados para inversores que se conforman con beneficios normales.
Pero existen los llamados valores especulativos que son títulos que cotizan en Bolsa cuyos precios varían constantemente.
Invertir en este tipo de valores es mucho más arriesgado, porque las variaciones pueden ser positivas o negativas, pero también podrían, si sale bien la cosa, dar un beneficio mucho más rápido dada su enorme volatilidad.
La burbuja financiera
La burbuja es un desastre que ha sucedido varias veces en la historia económica de Occidente y que consiste en que especula todo el mundo.
El Mercado de Valores, primario y secundario, tiene por objeto que las empresas consigan financiación de los ahorradores y que los ahorradores consigan un rendimiento económico de lo que ahorran procedente de los beneficios de las empresas.
Sin embargo esto no siempre es así, a veces se pierde el sentido que tiene la existencia de estos mercados (que es el que acabamos de explicar) y se utilizan por todos como un mero sitio donde especular, donde conseguir dinero fácil.
Cuando esto sucede una multitud de personas acude a la Bolsa a comprar acciones de las sociedades con el único objetivo de venderlos poco después a mayor precio y, participando mucha gente en ello, los precios van subiendo y subiendo y los compradores van ganando dinero y más dinero en poco tiempo.
Para comprar esas acciones los compradores acuden al apalancamiento, es decir, a pedir el dinero prestado (normalmente a los bancos) y en este círculo vicioso los bancos suelen dar esos créditos con suma facilidad.
El problema es que esas burbujas explotan siempre en algún momento: en algún momento alguien no consigue vender sus títulos a un precio mayor, ni siquiera venderlos al precio que pagó por ellos y, cuando esto pasa, todo el mundo lo ve y entra en pánico, por lo que la situación se invierte y de estar en un mercado donde todos quieren comprar pasamos a un mercado donde todos quieren vender, por lo que los precios caen y caen hasta llegar a no valer nada los títulos que se habían comprado para especular.
Y lo peor es que esto no sólo afecta a los que han participado de la burbuja, también afecta a las empresas que ven cómo sus acciones se derrumban y no van a poder conseguir financiarse en el mercado de capitales y también afectan a los bancos que han dado crédito a los especuladores y no van a poder recuperar ese dinero que han prestado.
Por lo tanto la existencia de una burbuja financiera siempre acaba produciendo una crisis económica que puede llegar a ser una verdadera recesión, con todas sus consecuencias de paro y falta de recursos.
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