Economía planificada
Conocemos a la economía planificada como aquel sistema económico en el que el Estado interviene en la distribución de recursos para garantizar un reparto equitativo de los mismos a sus ciudadanos. Es un sistema asociado al comunismo, y apuesta por sustituir la propiedad privada, reemplazándola por una gestión colectiva de los medios de producción.
El Gobierno es el órgano encargado de gestionar los planes de producción que van a nutrir la economía, siendo también responsables de asignar los recursos de manera equitativa a la población. La producción se lleva a cabo según las directrices estipuladas previamente por el propio Estado, y se llevarán a cabo estrategias como el control de precios o el racionamiento para garantizar la asignación de recursos equitativa.
La primera gran economía planificada la vimos en el siglo pasado, durante la etapa de la Unión Soviética. A través del llamado “Comunismo de Guerra”, entre los años 1918 y 1921, aplicaron restricciones amplias a la producción y al consumo, nacionalizando empresas y con el Gobierno asumiendo la responsabilidad total en cuanto al desarrollo de la economía. Actualmente, Corea del Norte es el ejemplo más claro de una completa economía planificada, donde su líder Kim Jong-un y su Gobierno son los encargados de gestionar unitariamente los recursos y la producción de todo el país.
Características de una economía planificada
A la hora de analizar las economías planificadas, podemos distinguir tres características principales:
Es un sistema planificado
El Estado organiza el sistema económico de forma estructurada, a través de un plan de acción en el que se especifican todos los puntos importantes dentro de la economía (recursos disponibles, tecnología, objetivos productivos, periodos de tiempo disponible). También, se establece un reparto igualitario de los bienes y servicios dentro de la sociedad, con el fin de evitar las desigualdades y erradicar las diferencias entre clases sociales. Todos estos factores tienen una consecuencia directa para las empresas y particulares, y es sus preferencias o planes estratégicos tendrán poca o nula relevancia en su actividad económica, ya que tendrán que acogerse y seguir estrictamente las directrices del Estado.
La propiedad es colectiva
Es el factor característico de las economías planificadas: la erradicación de la propiedad privada para convertirla en colectiva o estatal. Esto se consigue a través de la apropiación de los productos y recursos económicos por parte del propio Estado, quien será el encargado de distribuirlos y gestionarlos como crea conveniente. Esto significa que el mercado no tiene ningún tipo de capacidad para establecer precios y marcar la oferta y la demanda, ya que es un tema que depende completamente de las decisiones gubernamentales.
Existe un rígido control por parte del Gobierno a la hora de cumplir las normativas.
Las economías planificadas son puestas en marcha bajo un estricto control del Estado, que toma las medidas necesarias para que su plan económico se lleve a cabo de la mejor manera posible. Esto trae consecuencias directas a las empresas, ya que no podrán innovar, tomar cierto tipo de decisiones e, incluso se verán extremadamente limitadas a la hora de poner nuevas estrategias de mercado y/o diseñar nuevos productos y servicios.
La economía planificada frente a los sistemas actuales (libre mercado)
Actualmente, la gran mayoría de los países mundiales utilizan un sistema económico de libre mercado, aunque hay ciertos lugares en los que domina una economía planificada, muy utilizada por la ideología comunista. En el libre mercado, son las personas las que toman las decisiones de qué hacer y cómo actuar con los bienes y servicios que tengan en sus manos, mientras que el Estado se encarga de regular y supervisar las acciones con el fin de garantizar la libre competencia y el bienestar social. Por otro lado, la economía planificada se caracteriza por la autoridad que posee el Estado para distribuir y decidir el consumo de bienes y servicios en la sociedad.
En el sistema de libre mercado, es la propia oferta y demanda la que marca los precios de los bienes y servicios, en función de las estrategias y decisiones operacionales que tomen las empresas en cada sector. En las economías planificadas, el Estado interviene para garantizar una distribución de la riqueza que genere igualdad entre todos los ciudadanos, quitando importancia a las empresas y restándoles incentivos para innovar en nuevas estrategias y propuestas.
Es fundamental saber que una de las bases de la economía planificada es la nacionalización de los medios de producción, desde industrias (manufactureras, de recursos como luz y agua) hasta televisiones, radios, entre otros. Esto no pasa en el libre mercado, ya que aquí el Estado se limita a vigilar que el funcionamiento del mercado sea el correcto y no se lleven a cabo prácticas que lo vulneren, dando todo el protagonismo a los agentes económicos.
Las economías planificadas, pese a que son cada vez menos abundantes en la sociedad actual, siguen siendo el sistema dominante en algunos países del mundo. Actualmente, las empresas son el gran motor de las economías mundiales, por lo que los países optan por sistemas mixtos en los que las compañías tengan libertad para innovar y desarrollarse, siempre bajo la supervisión del Estado.
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