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Dinero

por Software DELSOL

El Diccionario de la RAE define dinero como “medio de cambio o de pago aceptado generalmente

Por lo tanto el dinero, para serlo, tiene que reunir dos características:

  • Que sirva para realizar pagos (y cobros) en todo tipo de contratos.
  • Que sea aceptado generalmente es decir: que todo el mundo lo reconozca como valor para esos pagos y cobros.

El dinero es un medio de pago y, también, una medida de valor. Por ello es útil en la sociedad humana ya que hace posible el intercambio de bienes y servicios de todo tipo y permite que las personas se especialicen en una actividad productiva concreta. Podemos decir que el dinero tiene cuatro funciones principales: es un medio de cambio, una unidad de cuenta, depósito de valor y medio de pago de deudas futuras.

Medio de cambio

El dinero sirve para comprar y vender bienes y servicios: las personas adquieren cosas a cambio de entregar dinero y los comerciantes proporcionan esas cosas a cambio de recibir dinero.

Antes de que existiera el dinero los intercambios se hacían mediante el trueque, uno daba una cosa a cambio de que le dieran otra.

Por ejemplo: una persona que se dedica a pasear perros de otros y cobra, por cada hora de paseo de un perro, 10€, al final de cada día habrá generado unos ingresos que va a utilizar, a su vez, para atender sus necesidades personales como comprar comida, pagar el alquiler o ir al cine.

Si no existiera el dinero esa persona debería pasear solo los perros del que le vende la comida, del que le alquila su casa y del dueño del cine que, a cambio, le facilitarían lo que necesita. Gracias al dinero sus ingresos son abstractos y puede pasear los perros de cualquiera que le pague por ello y conseguir, luego, lo que necesita.

Además de esta cualidad de ser abstracto, el dinero es algo que no abulta ni pesa y que se puede llevar en el bolsillo sin problema, tiene el valor de algo valioso pero no pesa.

Unidad de valoración

El dinero es una unidad de cuenta que se expresa en números.

Cada cosa (bien físico o servicio) tiene un valor que se expresa en dinero; ese valor puede ser su precio en el mercado o puede ser el coste que ha tenido producirlo.

Para cumplir esta función es necesario que el dinero se exprese en moneda que exista en unidades grandes y más pequeñas (por ejemplo el Euro y los céntimos de Euro) sin que cambie su valor.

También es necesario que sea indeterminado, es decir, un Euro vale lo mismo que otro Euro, no importa si se paga con una moneda o con otra, cuando se recibe una cantidad se puede devolver pagando otra cantidad igual, no es necesario que sea en la misma forma o con las mismas monedas.

La contabilidad no podría existir si no hubiese dinero, la moneda es utilizada como medida de todos los elementos contables que tienen siempre un valor en dicha moneda.

Depósito de valor

También se puede utilizar para guardarlo como ahorro, el dinero tiene un valor conocido y, relativamente, estable lo que permite utilizarlo para guardarlo como parte de nuestro patrimonio.

El problema es que el valor del dinero no es totalmente estable, por un lado existe la inflación, que hace que normalmente vaya perdiendo valor a lo largo del tiempo, por otro la cotización como divisa con otras monedas también puede producir efectos de cambio de su valor.

Normalmente cuando se guarda dinero para conservar su valor no se suele dejar debajo del colchón o detrás de un ladrillo (aunque a veces pasa), se deja en productos financieros que suelen producir algún tipo de rendimiento (interés) que servirá para compensar el efecto de la inflación.

Permite pagos diferidos

Además de utilizarse, como hemos visto antes, para pagar cosas que se reciben (bienes o servicios) también sirve para dejarlas a deber y pagarlas después.

Es decir, gracias a la existencia del dinero podemos acordar con quién nos suministra ese bien o servicio pagarle más adelante y, gracias al dinero, podemos fijar la cantidad y condiciones de tal pago sin problema.

El valor del dinero, evolución histórica

Como hemos visto, antes de que existiera el dinero los intercambios económicos se hacían a través del trueque: se entregaba una cosa a cambio de otra de valor igual o parecido.

Con el tiempo aparecieron bienes que tenían un valor propio y que podían ser utilizados para pagar, por ejemplo la sal fue un medio de pago en muchas culturas y civilizaciones de la antigüedad.

Más adelante, y siempre dentro del mundo antiguo, comenzaron a utilizarse metales como elemento de pago y valor y, sobre todo, metales preciosos como oro y plata.

En el Siglo V a.c. esos metales preciosos (oro y plata) comenzaron a ser acuñados en monedas cuyo valor era el valor del metal de que estaban hechas. Este sistema siguió vigente hasta casi el Siglo XX de nuestra era.

A partir del Siglo XVI va apareciendo un nuevo tipo de dinero: el dinero fiduciario que consiste en trozos de papel (billetes) que tienen valor porque están respaldados por un banco que los ha emitido y que se compromete a pagar a su portador el equivalente en oro o plata (o en divisas).

A lo largo del Siglo XX aparece, por fin, el dinero fiat (que es el que utilizamos hoy en día), es una variante del dinero fiduciario que no está respaldada por reservas de oro, plata o divisas sino que tiene valor porque la Ley del Estado lo establece como tal. Sin embargo decimos que es una variante del dinero fiduciario porque, aunque no esté respaldado por reservas físicas, si está de alguna manera respaldado por la economía del país o territorio.

En este sistema actual existen diferentes divisas, las distintas monedas de cada país o territorio, que tienen un valor las una respecto de las otras (el valor lo fija el mercado de divisas); hay dos tipos de divisas:

  • Divisas convertibles son aceptadas en todos los puntos del planeta y su valor, unas respecto de otras, fluctúa según el mercado.
  • Divisas no convertibles sólo se pueden utilizar en su propio país, no son aceptadas en otros lugares y su valor suele estar vinculado, de una manera u otra, a una divisa convertible, normalmente al Dólar Americano.

El dinero bancario

Como acabamos de explicar en el sistema actual monetario el dinero está emitido por la autoridad pública de un país o territorio y tiene valor por imperativo legal.

Sin embargo la emisión de dinero en monedas o billetes supone tan solo, aproximadamente, un 5% del dinero que circula.

La Ley permite que las entidades bancarias puedan crear dinero a través del llamado coeficiente de encaje.

Consiste en que el banco está obligado a mantener una reserva en billetes y monedas y, a partir de esa reserva, puede crear unos porcentajes de asientos contables de dinero que no tiene físicamente.

Así, cuando el banco da un préstamo a uno de sus clientes no le entrega el dinero en billetes sino que le facilita un depósito en su cuenta corriente con ese dinero, lo que está haciendo es un asiento contable.

Como quiera que el que tiene dinero en el banco va a realizar una parte importante de sus operaciones sin utilizar billetes, pagando por ejemplo con transferencias o con tarjetas, ese asiento contable se desplaza de un lugar a otro, pero en todo ello no se utiliza dinero físico.

El dinero electrónico

Para terminar, ese dinero que está en nuestra cuenta bancaria puede sacarse de allí y almacenarse en dispositivos electrónicos (como determinadas tarjetas bancarias, en nuestro Smartphone, en el ordenador, en plataformas de pago tipo PayPal, etc.); con este sistema podemos hacer pagos (sobre todo por Internet) y tiene la ventaja de que , por un lado, ese dinero está apartado de la cuenta y, por otro, nos limita la cantidad que podemos pagar con él.

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