Devaluación interna
La devaluación interna fue la solución a un problema que se aplicó en España a partir del año 2012 para salir de la crisis que había comenzado en 2007; como veremos en este artículo se pensó que era necesaria una devaluación monetaria pero España, al pertenecer a la Zona Euro, no podía hacerla así que aplicó medidas equivalentes que producían el mismo efecto, fundamentalmente la famosa reforma laboral.
Para explicarlo mejor vamos a comenzar explicando lo que es una devaluación normal de moneda.
La devaluación externa
A diferencia de lo que ha ocurrido en otras épocas de la Historia, el dinero en circulación en un país no tiene valor por sí mismo, su valor está establecido por la Ley y responde, de alguna manera, a la riqueza del país que lo respalda.
A nivel internacional la moneda de ese país es una divisa que convive con las demás monedas de los otros países y que cotiza, constantemente, a un tipo de cambio determinado con cada una de ellas.
Cuando se produce una situación de crisis, de baja de competitividad de la producción nacional respecto del resto del mundo, la solución tradicional es devaluar la moneda.
La devaluación de una moneda es un acto que se hace de una sola vez, en un único momento, y que consiste en depreciar la moneda en determinado porcentaje.
La consecuencia inmediata de ésto es que los ingresos de las empresas y, sobre todo, los salarios de los trabajadores pierden poder adquisitivo y que las cantidades ahorradas en esa moneda pierde valor. La devaluación es, por tanto, equivalente a un impuesto que pagan todos en la misma medida, en el mismo porcentaje.
Esta pérdida de poder adquisitivo no es fácil de ver: el trabajador que ganaba 100 sigue ganando 100 después de la devaluación, porque nominalmente sigue ganando lo mismo, lo que pasa es que esos 100 posteriores valen menos y con ellos puede adquirir menos.
Por otro lado, la pérdida de poder adquisitivo se nota en las compras de productos y servicios del exterior, en lo producido en el interior, al haberse devaluado todo a la vez, los precios no cambian; aunque ésto es matizable, muchos productos interiores tienen materiales, técnicas o componentes producidos en el exterior.
En España hubo ya una devaluación de la peseta en el año 1967, se devaluó un 14,28% respecto del dólar y, posteriormente, se ha devaluado muchas otras veces: en 1976, 1977, 1982 y 1992.
La devaluación interna
El 1 de enero de 1999 las monedas de los países que iban a adoptar el Euro dejaron de existir como entidades independientes, es decir, la peseta dejó de existir.
Se seguían haciendo las transacciones en pesetas pero la peseta era, ya, una representación del Euro que apareció físicamente en nuestros bolsillos tres años después.
Desde ese momento España no tiene una moneda que sea exclusiva para ella, la comparte con otros países y la política monetaria se fija en común.
Sin embargo seguían apareciendo problemas de falta de competitividad de la economía española y, además, ocurrió la tremenda crisis económica mundial que comenzó a notarse en 2007 y, además, se produjo una burbuja en el sector inmobiliario español que explotó: la deuda pública (y privada) española era descomunal y el déficit público español era altísimo, era necesaria una devaluación de la moneda pero no podía hacerse porque no existía una moneda propia que devaluar.
La solución a este problema se consiguió con la llamada devaluación interna que consiste en hacer lo mismo pero sin cambiar el valor de la moneda.
Si el efecto fundamental de una devaluación de moneda (lo que hemos llamado externa) es que el valor de los salarios baja, para conseguir lo mismo se baja el valor de los salarios, en este caso el valor nominal ya que la moneda sigue valiendo lo mismo.
El resultado es exactamente el mismo, con la devaluación de la moneda de, pongamos, un 10% el trabajador que ganaba 100 sigue ganando 100 (nominales) pero, en realidad, es como si ganara 90; con la devaluación interna el trabajador que ganaba 100 ahora va a ganar 90. El resultado es el mismo pero con la devaluación externa es más difícil de ver y con la interna se ve claramente, esa es la diferencia.
Otra diferencia es que la devaluación de la moneda se hace en un sólo momento y afecta inmediatamente a todos mientras que la devaluación interna es un proceso que se alarga en el tiempo porque todos, empresas y trabajadores, quieren ser los últimos en aplicarla o que se le aplique porque cuanto más tarden mejor les va a ir respecto de los que la apliquen primero, por lo que su implementación es algo muchísimo más complicado.
Los efectos en la competitividad y en el volumen de exportaciones son similares a los de la devaluación de moneda y, podemos decir, incluso mejores, el nivel de subida de exportaciones, en porcentaje, es similar. En la devaluación externa se nota inmediatamente pero se pierde, con el tiempo, por la variación de los tipos de cambio, en la devaluación interna no se produce inmediatamente pero si se va produciendo a lo largo del tiempo y los efectos son, a la larga, mucho más persistentes al no depender del tipo de cambio. De hecho, en España, los resultados han sido espectaculares en ganancia de productividad y competitividad de las empresas y en un crecimiento de las exportaciones a niveles sin precedentes.
El instrumento utilizado para la devaluación interna fue el RD-ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral.
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