Costes fijos y variables
Para ver en qué consisten y en qué se diferencian los costes fijos y costes variables lo más lógico es comenzar por explicar en qué consiste cada uno.
Esta clasificación se referirá siempre a determinada actividad productiva realizada durante un periodo determinado de tiempo.
Costes fijos
Llamamos costes fijos a los gastos que vamos a tener automáticamente por el mero hecho de existir, es decir, los gastos que la empresa debe pagar con independencia de que haya comenzado la producción de bienes o servicios a los que se va a dedicar.
Por lo tanto, los costes fijos, a pesar de su nombre, no tienen por qué ser una cantidad fija, sino que puede depender de otros factores. Lo importante es que no dependen de la producción directamente.
Los costes fijos más habituales en una empresa son:
- La Seguridad Social del empresario: si es un empresario persona física hablamos de su recibo de autónomos y si es una sociedad también del recibo de autónomos de sus representantes legales ya que deben cotizar también por este régimen.
- Infraestructuras para la producción: donde incluiremos la compra o alquiler de la nave donde se va a realizar la producción o el local comercial donde va a realizarse la venta (si es compra el coste será la amortización y si es alquiler los recibos periódicos de alquiler); las instalaciones y maquinaria que necesitaremos para la producción, elementos de transporte y otros elementos auxiliares como mobiliario, etc.
- Infraestructuras administrativas: si tenemos unas oficinas el piso u otro tipo de inmueble donde trabaja el personal administrativo, el mobiliario y demás enseres, los equipos y programas informáticos.
- Sueldos y seguros sociales: tanto del personal productivo como del administrativo y directivo.
- Otros tributos: como tasas municipales por abrir el local, IAE (en los casos que deba pagarse) y demás tasas o impuestos que deberemos pagar.
- Otros gastos: como patentes, gestión de marcas, gastos financieros, etc.
Como vemos, y como ya hemos dicho, la característica fundamental de los costes fijos es que no dependen directamente de la producción ya que van a seguir existiendo produzcamos más o menos.
Si dependen, sin embargo, de manera indirecta; está claro que si nuestra producción aumenta vamos a necesitar, por ejemplo, más personal para realizarla por lo que subirá el gasto en salarios o, a lo mejor, tenemos de adquirir más o nueva maquinaria. Sin embargo, esta vinculación se produce de manera genérica y no se puede vincular directamente ese aumento de gasto a la producción concreta.
Se pueden computar como costes directos, por ejemplo, los salarios de personas que está directamente vinculado a la producción de ese producto.
Pero no nos equivoquemos, aunque los costes fijos no dependan, para su existencia y cuantía, directamente de la producción concreta si son costes de producción ya que estamos hablando de desembolsos que son absolutamente necesarios para poder producir nuestros bienes o servicios y, por tanto, entran dentro de la definición de gastos como los que son necesarios para la producción de ingresos.
Costes variables
Los costes variables son, por definición, los que dependen directamente de la producción de nuestros bienes o servicios.
Por lo tanto, estos costes fijos son, normalmente, las materias primas o los productos terminados que compramos para nuestra producción y, ocasionalmente, puede haber otros como determinados royalties o patentes cuando los paguemos por cada producto terminado y no en general además de salarios de personal dedicado a esa producción.
Por poner un ejemplo, si fabricamos sillas de madera para poder hacerlas, además de tener una fábrica adecuada con el personal y la maquinaria necesarios (que serían los costes fijos), vamos a necesitar madera para realizar con ella las sillas. A diferencia de los demás gastos, en el caso de la madera hay una relación directa entre la cantidad de madera que tengamos que adquirir y la cantidad de sillas que produzcamos; si producimos más sillas es inevitable que gastemos más madera y si son menos el gasto de madera será también menor.
Doctrina del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas
El ICAC, en su resolución de 4 de abril de 2015, fija los criterios de cálculo de estos costes de producción:
Para calcular dichos costes se tendrán en cuenta:
- Los costes directamente imputables al producto (y habla de materias primas, consumibles, mano de obra directa, etc.)
- Los costes que, razonablemente, se imputen de entre los costes indirectos si corresponden al periodo de producción, construcción o fabricación del producto y teniendo en cuenta su utilización en su capacidad normal de trabajo y, además, se consideren necesarios para la realización del activo en condiciones operativas.
Continúa esta resolución definiendo en qué casos podemos hablar o no de costes directos:
- Las correcciones valorativas por deterioro de los activos utilizados en la producción no se tendrán en cuenta para calcular sus costes.
- Si los elementos patrimoniales utilizados se han adquirido gracias a una subvención no se tendrá en cuenta para calcular costes.
- Los costes de desmantelamiento, retirada o rehabilitación de activos inmovilizados empleados en la producción sí se tendrán en cuenta.
Continúa esta resolución determinando que, para calcular costes directos, se deben primero determinar de manera clara los ámbitos de actividad de la empresa (fabricación, venta, administración, etc.)
Se contarán los costes fijos que sean específicos de una determinada producción, por ejemplo, aunque los gastos de administración no forman parte, en ningún caso, de los costes de producción si existen gastos de administración específicos para esa producción si se computarán como costes directos.
Los costes de subactividad son aquellos que la empresa tiene que soportar por la infrautilización de su capacidad productiva, no se tomarán en cuenta como costes de producción en ningún caso sino que irán directamente al resultado general del ejercicio de la empresa.
Se plantea, también, el ICAC la posibilidad de incluir los gastos de investigación como costes del producto; según la normativa contable no se pueden incluir pero, siguiendo una interpretación amplia, considera que si se pueden considerar como costes indirectos si tienen un a relación directa con el proceso productivo.
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