Corralito
El corralito fue un fenómeno que afectó a los habitantes de la República Argentina a principios de este Siglo XXI y que consistió en la prohibición, por Ley, de una serie de operaciones bancarias, en especial prohibía a la población disponer de dinero en efectivo de sus cuentas más allá de determinados límites.
Años después (en 2015) sucedió algo análogo en Grecia durante mucho menos tiempo y de manera mucho más limitada.
En este artículo vamos a ver por qué y cómo sucedió.
Antecedentes: la inflación en Argentina
Por sus recursos naturales, materias primas y producción ganadera Argentina es uno de los países más ricos del mundo pero, por desgracia, parece que la gestión de su economía a lo largo de su historia no ha sido precisamente buena.
Es importante aclarar que la moneda de un país está fijada por la Ley, ya no se utiliza el dinero fiduciario, su valor depende de la economía general de ese país. En los países con economías seguras y solventes sus monedas son aceptadas en todas partes y las llamamos divisas convertibles, (en el mundo sólo hay 13 monedas que son convertibles), los demás países tienen moneda para uso interno pero su aceptación fuera de su territorio es muy limitada y, por último, existen países que ni siquiera tienen moneda propia y utilizan los dólares americanos.
En Argentina, cuando terminó la terrible dictadura militar llamada Proceso de Reorganización Nacional y asumió el poder un presidente elegido democráticamente, Raúl Alfonsín el 10 de diciembre de 1983, la moneda utilizada en el país era el peso argentino que se había creado a principios de ese mismo año (1983) debido a que la anterior moneda, el peso Ley 18.188 se había devaluado hasta no valer prácticamente nada (un nuevo peso equivalía a 10.000 de los anteriores).
Pero ésto no contuvo la inflación y la nueva moneda siguió devaluándose a un ritmo galopante, sólo tres años después, el 15 de junio de 1985, se tuvo que crear una nueva moneda, el Austral, un Austral equivalía a 1.000 pesos anteriores.
La convertibilidad
Con el Austral no paró la inflación y, por tanto, el Austral no dejó de perder valor a un ritmo insoportable.
En lugar de crear una nueva moneda que, como se ha visto no servía para nada, decidieron dejar de tener una moneda propia y utilizar los dólares americanos.
Pero no se declaró claramente así, en su lugar se proclamó, a partir de marzo de 1991 la Ley de convertibilidad que suponía que el Austral, aunque seguía existiendo nominalmente como medio de pago y depósito, dejaba de cotizar o fluctuar y su valor se fijaba en la proporción de 10.000 australes por un dólar americano.
La convertibilidad fue acompañada de reformas estructurales en la economía, privatización de empresas públicas, reforma fiscal, apertura al comercio exterior y el Banco Central Argentino se convirtió en un mero banco de cambio de divisas, intentando garantizar el pago en dólares de la moneda en circulación.
El año siguiente, 1992, el Austral fue sustituido por, otra vez, una nueva moneda, el peso convertible, moneda que tampoco existía en la realidad porque no tenía cotización propia, un peso equivalía a un dólar.
Esta situación de dependencia absoluta del dólar duró más de diez años.
Las consecuencias económicas fueron catastróficas, el déficit público era astronómico y la deuda exterior, por ello, era descomunal lo que, además, aumentaba enormemente el gasto público por el pago de intereses.
Ésto supuso el cierre de muchas industrias y que la gente se endeudara en dólares, los salarios cayeron mucho y el desempleo fue algo estructural y altísimo; la pobreza se generalizó y creció enormemente la desigualdad social.
La balanza comercial con el exterior también era desastrosa, las multinacionales presentes en Argentina retiraban los resultados de su actividad fuera del país y las propias empresas argentinas debían endeudarse en dólares.
En resumen, podemos hablar de una crisis humanitaria y económica.
Imposición del corralito
A finales de siglo la situación que acabamos de describir era, ya, totalmente insostenible y provocaba una enorme exposición de los bancos y un peligro cierto de lo que llamaban corrida bancaria que consistía en que cundiera el pánico y la gente acudiera en masa a retirar su dinero de las cuentas bancarias.
Debemos aclarar que, en todos los países, el 95% del dinero que existe es dinero bancario, sólo el 5% del dinero está en monedas y billetes; el resto son asientos contables de las entidades bancarias que crean dinero gracias al llamado coeficiente de encaje. Ésto hace que una retirada masiva de fondos de los bancos, debida a una situación de pánico, produciría un colapso total del sistema monetario.
Los depósitos bancarios en dólares en enero de 2001 ascendían a 85.000 millones, en tres meses, en marzo, se habían retirado ya 5.000 millones en efectivo en noviembre los depósitos en dólares habían caído a 67.000 millones y, con las medidas de ajuste que había tomado el gobierno, seguían cayendo; el 3 de diciembre de 2001 se publicó el decreto 1570/2001 que establecía prohibiciones para bancos y clientes bancarios:
- Prohibiciones para el público no podían retirar de sus cuentas en efectivo más de 250 dólares a la semana. Se prohibían las transferencias al extranjero salvo determinados casos como pagos comerciales o pagos con tarjeta en el extranjero.
- Prohibiciones a los bancos: no podían conceder financiación en pesos ni operar en mercados de futuros u opciones de divisas ni con activos a plazo en pesos.
Tampoco podía ofrecer intereses superiores por depósitos en pesos a los que ofrecían en dólares.
No podían cobrar comisiones por cambio de pesos a dólares ni por las operaciones hechas en dólares.
Crisis de diciembre de 2001
El 19 de diciembre el todavía presidente de la Rúa anunció por televisión el estado de sitio y la suspensión de las garantías constitucionales.
Esa misma noche la revuelta se generalizó en las calles de todas las ciudades argentinas, el gobierno cayó y durante varios días se sucedieron varios presidentes interinos, la represión de las protestas por la polícia produjo 39 muertos (9 de ellos menores de edad). Lo peor fue la represión en el centro de Buenos Aires con la llamada masacre de Plaza de Mayo donde murieron cinco personas.
Las revueltas siguieron produciéndose durante tres meses.
El corralón
El 6 de enero de 2002 mediante la llamada Ley de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiarlo se terminó con la paridad del peso con el dólar, devaluando el peso poco después (el 9 de enero) a 1,40 pesos por dólar y decretando, poco después, la conversión en pesos de todas las deudas que se habían pactado en dólares.
Esto supuso un deterioro de los activos en dinero de la gente, salvo que tuviera billetes de dólares en su casa; el corralito original no suponía este deterioro pero la devaluación posterior sí.
El corralito finalizó oficialmente en diciembre de 2002 con la liberación de los depósitos bancarios (ya todos convertidos en pesos y devaluados) y con prohibiciones y limitaciones a la compra de divisas.
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