Control de calidad
El control de calidad es una actividad totalmente necesaria en nuestra empresa, por no decir imprescindible.
Si tenemos una empresa, es decir, una entidad económica y humana que se dedica a producir y/o comercializar bienes o servicios, nos debe importar que esos bienes o servicios a los que nos dedicamos cumplan unos estándares mínimos de calidad.
¿Por qué nos debe importar?: en primer lugar, porque si queremos tener clientes, es decir, queremos que el público compre nuestros bienes o servicios (y los prefiera a los que ofrece nuestra competencia) necesitamos que el producto que ofrecemos sea atractivo para ellos, lo que no va a suceder si no tiene la calidad mínima necesaria.
Pero es que, además, si se producen fallos, desperfectos, averías o cualquier tipo de problemas en nuestro producto que, en casos extremos, pueden llegar a producir daños a los que los compran, podemos tener problemas porque nos reclamen y, si nuestros clientes son consumidores, porque nos puedan llegar a sancionar las autoridades de consumo.
Y ¿qué calidad deben tener nuestros productos?: hay dos indicadores que nos responden:
- La normativa aplicable a nuestro producto, los reglamentos y demás normas que especifican las condiciones que debe tener, tanto si es un producto que vendemos a otra empresa para su actividad productiva como, y sobre todo, si es un producto destinado al consumo.
- El nivel de calidad necesario lo fija, al final, nuestro cliente cuando busca nuestro producto porque responde a satisfacer sus necesidades. Esta demanda nos da muchísima información sobre las características que debe tener nuestro producto.
Para ello existe el control de calidad que, como es lógico, consiste en comprobar de manera permanente que nuestros productos tienen esa calidad mínima necesaria.
Dependiendo del tamaño de nuestra empresa o, lo que es lo mismo, dependiendo de nuestras posibilidades y necesidades, el control de calidad puede estar a cargo del propio titular del negocio, puede tener a uno o varios trabajadores ocupándose de él a tiempo completo o en parte de su jornada o, en algún caso, puede llegar a existir todo un departamento de la empresa dedicado exclusivamente a controlar la calidad de los productos.
Para realizar este control lo primero que tenemos que hacer es diseñar un plan de actuación fijando unos objetivos e implementando unos procedimientos.
Los objetivos son claros: deben ser la fijación de unos estándares de calidad, el control de nuestro producto, de su proceso de elaboración para, al final, poder prevenir, detectar y corregir los errores que se puedan producir.
El control se realizará mediante pruebas del producto en todas sus fases de producción, al principio, en la mitad y al final de dicha producción, buscando corregir y evitar errores.
De estas pruebas debemos conservar registros históricos para conocer si la calidad se mantiene, aumenta o disminuye en nuestro producto a lo largo del tiempo.
Además, la auditoría controla procesos en los que no se aplica directamente el control de calidad y es una importante ayuda para éste.
Por último, la actividad de control de calidad debe ser controlada para estar seguros de que está cumpliendo su función correctamente; para ello se elaboran reportes de control.
La trazabilidad
Para determinados productos (sobre todo alimentarios) la normativa europea exige la trazabilidad.
Consiste en un sistema de códigos que posibilitan conocer todas las fases de elaboración y comercialización de un producto y las condiciones en que se ha producido y posibles incidencias que puedan afectarle.
Nos da una información muy completa, por ejemplo, del equipo que se ha utilizado, fechas, temperaturas, lotes, etc.
Estos procesos de trazabilidad, tanto internos como externos, pueden y deben formar parte de nuestro control de calidad.
La certificación externa de calidad
Además de nuestra propia actividad interna de control de calidad, la empresa puede buscar los servicios profesionales de empresas que tengan por objeto el control y certificación de la calidad, tanto de la propia empresa como de sus productos.
Estas certificaciones externas son, a veces, necesarias por ser requeridas para acceder a determinados contratos (tanto públicos como privados) y, en todo caso, nos garantizan a nosotros mismos y garantizan a nuestros clientes potenciales que nuestro producto reúne los requisitos de calidad necesarios.
Dependiendo de cuales sean nuestras necesidades la certificación de calidad puede abarcar distintos aspectos de nuestro producto:
- Norma EN 450001/17000: certifica que la empresa está cualificada para emitir, a su vez, certificaciones de calidad de otras empresas. Se consigue en unos cinco o seis meses y tiene una vigencia media de tres años. Entidad certificadora ENAC que tiene esta potestad exclusiva en España.
- Normas ISO 9001: certifica que nuestros productos y servicios se someten a los controles de calidad que fijan los sistemas de certificación; se suele tardar un año en conseguirla y el certificado es válido por cinco años. Existen varias compañías que certifican, la líder es AENOR.
- Norma ISO 17024 certificación de personas: certifica que los operarios reúnen la formación y cualidades necesarias para sus funciones. Se consigue en unos tres meses y el certificado dura tres años para auditores y cinco para otros gestores. Entidad certificadora: Asociación Española de Calidad
- Norma ISO 9001:2001 gestión de calidad: certifica el buen funcionamiento de la empresa con independencia de que el producto final tenga o no calidad. Se consigue en unos días.
- Sello de calidad en internet IQ: certifica que una página web respeta sus contenidos según la norma, con accesibilidad, flexibilidad, seguridad y protección de menores. Se obtiene en una semana y el certificado dura un año (salvo que surja algún problema en la página, que pueden retirarlo). La entidad certificadora general es EQA, existen otras entidades para páginas temáticas o sectoriales.
- Calidad turística Q: las normas del Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE), entre ellas la norma UNE 182001 para hoteles. Se consigue entre nueve y doces meses, según el sector. Entidad certificadora ICTE.
- Norma ISO 14001: gestión medioambiental y prevención de la contaminación (ahorro de energía): se consigue en unos seis meses y dura tres años con revisiones anuales.
- Real Decreto 1.432/2003 I+D+I: certifica que el proyecto de investigación aporta una innovación tecnológica. Sus ventajas son, sobre todo, para aplicar bonificaciones fiscales.
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