Competencia monopolística
En un mundo cada vez más globalizado, la competencia perfecta es la situación más esperable. Sin embargo, hay ciertos mercados y determinados sectores en los que la competencia monopolística todavía sigue existiendo. Un sistema en el que el poder a la hora de establecer los precios no se reparte equitativamente entre las empresas y los consumidores, sino que recae más sobre el lado de la balanza de los productores.
¿Qué es la competencia monopolística?
Es una forma de competencia imperfecta en la que un mercado o sector cuenta con un alto número de empresas operando en él. Pero los productos o servicios que ofrecen son lo suficientemente diferente entre sí como para que las organizaciones tengan un elevado poder de decisión sobre los precios.
Es más flexible que otras formas de competencia imperfecta como el monopolio o el oligopolio, puesto que normalmente no existen barreras a la entrada o salida de empresas. Esto afecta a la rentabilidad, que puede llegar a bajar de forma notable si llega un momento en que más empresas entren en ese segmento de mercado y los consumidores tengan más entre lo que elegir.
Características de la competencia monopolística
Hay muchos vendedores
Uno de los rasgos que diferencia a este tipo de competencia imperfecta de otras es que aquí hay un elevado número de empresas ofreciendo un mismo producto o servicio. Esto da lugar a que, en realidad, ninguno de los productores tenga poder suficiente como para influir de forma decisiva en los precios de mercado.
No hay homogeneidad en los productos o servicios
Un mercado de competencia monopolística es un mercado con productos o servicios que son heterogéneos entre sí. Pueden diferenciarse en la calidad, en el servicio postventa, por tener un proceso de producción sostenible, por la atención al cliente, etc.
Esto hace que los consumidores se decanten claramente por unos o por otros y se vuelvan fieles a una marca. Por tanto, las diferentes empresas no tienen que competir entre sí por el precio, sino que lo hacen a través de otros elementos diferenciadores.
Dado que el poder de decisión de compra recae enteramente en el consumidor y se basa tanto en criterios subjetivos como objetivos que van más allá del precio, las empresas tienen una mayor libertad a la hora de establecer sus precios, porque saben que estos no influirán demasiado en la decisión de compra.
Fácil entrada y salida del mercado
A diferencia de lo que ocurre en otros tipos de competencia imperfecta, en la competencia monopolística no existen muchas barreras de entrada y salida. La verdadera clave para poder entrar o no es ser capaz de ofrecer un producto o un servicio que tenga algún elemento diferenciador con respecto a lo que ya hay en el mercado, y que pueda captar la atención de los consumidores.
Es precisamente este fenómeno el que influye de manera directa en la rentabilidad de las empresas. A corto plazo un mercado monopolístico puede llegar a dar muchos beneficios a las empresas que operan dentro de él. Pero la ausencia de barreras a la entrada suele atraer a más competidores, lo que a medio y largo plazo reduce la rentabilidad.
De hecho, si llega el momento en que entran demasiadas empresas y esa diferenciación entre productos y servicios empieza a difuminarse, el tipo de mercado puede virar hacia uno de competencia perfecta.
La imagen de marca es fundamental
Para poder vender sus productos o servicios, las empresas tienen que ser capaces de transmitir su valor añadido al público potencial. Demostrar qué es lo que diferencia a lo que ofrecen ellas de lo que ofrecen otras empresas del mercado. Para ello, es fundamental crear una buena imagen de marca que ayude a fidelizar a los consumidores.
Ventajas e inconvenientes de este tipo de competencia
Ventajas
- Los consumidores tienen más productos o servicios entre los que elegir basándose en preferencias como calidad, durabilidad, etc.
- Da lugar a un mercado muy orientado hacia la innovación.
- Es fácil salir de este mercado cuando el beneficio se reduce.
Inconvenientes
- Implica una mayor inversión en marketing para generar una buena imagen de marca.
- A largo plazo el beneficio de las empresas se reduce.
- No hay información perfecta sobre precios y productos.
Ejemplos de competencia monopolística
El sector de las galletas entra dentro de la competencia monopolística, porque hay muchas empresas dentro de él, pero todas se esfuerzan por ofrecer variedades diferentes para atraer a diferentes consumidores: con o sin gluten, con o sin azúcar, rellenas, con formas de animales para niños, etc.
El sector de la comida rápida también encaja en la descripción de la competencia monopolística. Aunque existen muchas hamburgueserías, cada una ofrece productos diferentes de la competencia y se esfuerzan por fidelizar a sus clientes.
Puede que la competencia monopolística no sea la mejor opción para el mercado, pero tiene su lado bueno. Porque permite el acceso a productos y servicios innovadores y diferenciados entre sí, dando mayor libertad de elección a los consumidores.
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