Competencia laboral
Los procesos de selección están destinados a encontrar los candidatos idóneos para cubrir los puestos vacantes: estos candidatos, normalmente, han de reunir una serie de competencias laborales para poder desarrollar las funciones asignadas a sus puestos. Como veremos a continuación, estas competencias no se ciñen solo a los conocimientos profesionales, sino también a aspectos relativos a la personalidad.
¿Qué es una competencia laboral?
Las competencias laborales son el conjunto de destrezas y conocimientos que reúne una persona para ser capaz de afrontar una tarea profesional con garantías de éxito: comprenden las habilidades que capacitan a un empleado para un puesto de trabajo.
No hay que restringir las competencias laborales a los meros conocimientos técnicos, propios de la disciplina o del puesto de trabajo: una competencia laboral abarca una mayor extensión, relativa a la capacitación del empleado para ejecutar sus tareas.
Dicho en otras palabras más sencillas: un trabajador puede tener todos los conocimientos del mundo, pero si no es capaz de plasmarlos efectivamente en su desempeño, podremos decir que carece de competencias laborales.
¿Por qué es importante la competencia laboral?
A medida que los mercados se han globalizado y se han difuminado las fronteras del comercio entre las naciones, prácticamente todos los sectores profesionales se han visto involucrados en una espiral ascendente de competitividad: quien no sea capaz de responder a este reto, se quedará inexorablemente atrás en la carrera.
El factor humano es clave para que las empresas e instituciones sean efectivamente competitivas: aquí es donde entra en juego la capacitación de los trabajadores, ya que mediante el compendio de sus conocimientos y habilidades podrán realizar satisfactoriamente las tareas que les son encomendadas.
Y, como dijimos previamente, no solo se trata de aunar conocimientos académicos o técnicos (hard skills): también estamos hablando de habilidades blandas (soft skills), que cada vez adquieren mayor relevancia en las empresas, y que tienen más que ver con el desempeño del empleado en su puesto que con su experiencia o bagaje técnico (propiamente dicho).
¿De qué elementos consta la competencia laboral?
1. Elementos cognoscitivos
Este elemento consiste en determinar qué sabe hacer la persona. Hace referencia particularmente a los conocimientos adquiridos durante su formación académica y/o durante su carrera profesional.
2. Elementos actitudinales
Aquí se acentúan los aspectos relacionados con el comportamiento de la persona: su voluntad de trabajar, cómo actúa en su entorno laboral, cómo se relaciona con sus jefes, empleados y compañeros, cómo gestiona las situaciones conflictivas…
3. Elementos procedimentales
Este punto comprende todas las destrezas que se requieren para desempeñar una tarea o labor en concreto, incluyendo los procedimientos técnicos específicos requeridos para la realización de un trabajo en particular.
¿Qué tipos de competencias laborales existen?
Competencias básicas
Estas competencias son aquellas consideradas como elementales e imprescindibles para que una persona se incorpore a cualquier área del mercado laboral: comprenden el primer nivel de conocimientos y habilidades que debería reunir cualquier trabajador, y son las adquiridas a través de una formación académica básica: escritura, lectura o matemáticas elementales son ejemplos de competencias básicas.
A su vez, las competencias básicas se componen de habilidades sociales elementales, como normas básicas de conducta o educación: en otras palabras, estas competencias se refieren a los estándares sociales que toda persona civilizada debería conocer y practicar sin ni siquiera reparar en ello.
Competencias específicas
Las competencias específicas se refieren a aquellos conocimientos propios de un campo de especialización en concreto. Cuanto mayor sea el grado de especialización de un profesional, más singulares serán sus competencias específicas, y más difícil será (como es lógico) encontrar a candidatos que las reúnan.
Y, nuevamente, no hablamos solamente de conocimientos técnicos inherentes a una profesión o a un oficio en concreto: también a las habilidades específicas deseadas para cada puesto. Por ejemplo, no se necesitan las mismas soft skills para ser contable, comercial o publicista.
Algunas competencias específicas relevantes podrían ser el conocimiento de tecnologías propias de cada sector: programación, administración de sistemas, manejo de ERP…
Competencias genéricas
Por último, estas competencias son aquellas fácilmente transferibles entre distintos puestos laborales, al encontrarse en un punto intermedio entre las básicas y las específicas: son habilidades transversales, que tienen cierto carácter “estándar” entre todas las ocupaciones.
Sin embargo, con independencia del tipo de trabajo que se desempeñe, estas habilidades no tienen por qué ser universales (a diferencia de las competencias básicas); y, aunque sean clave para todo tipo de empleo, habrá personas que las tengan y otras que no.
Algunos ejemplos de competencias genéricas son proactividad, inteligencia emocional, pensamiento creativo, o dotes comunicativas, y también los conocimientos sobre idiomas.
Podría decirse que cualquier candidato que quiera tener opciones reales de abrirse paso en el mercado ha de contar con ciertas competencias laborales, teniendo en cuenta que la tendencia imperante es (y seguirá siendo) una mayor demanda de perfiles con estas características por parte de las empresas.
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