Capitalismo rosa

El capitalismo rosa es un término utilizado de manera crítica que consiste en la incorporación de los discursos de la comunidad LGTBI al sistema capitalista. Dicho en otras palabras, se trata de obtener un mayor beneficio por parte de las empresas al introducir al consumo este sector de la población, que pese a estar tradicionalmente discriminado tiene un poder adquisitivo (dinero rosa) creciente e importante. 

Capitalismo rosa y dinero rosa

Pese a que son dos términos que están directamente relacionados, no debemos confundirlos. El capitalismo rosa es el término que se utiliza para denominar esta situación explicada con anterioridad, mientras que el dinero rosa representa todo el poder adquisitivo que la comunidad LGTBI posee. Este ha aumentado de manera constante durante los últimos años, llegando a ser suficiente como para que la apertura de negocios dedicados exclusivamente a este grupo sea rentable, por lo que es un concepto que va ligado a la aparición en la economía del capitalismo rosa.

Historia del capitalismo rosa

A finales del siglo XIX se empezó a ver la aparición de bares o clubs nocturnos clandestinos destinados al público homosexual. Pese a iniciarse en esta época las manifestaciones y luchas por los derechos del colectivo LGTB, las personas que lo componían solían ser perseguidas habitualmente. Durante las Guerras Mundiales, el movimiento se evaporó debido al rechazo por parte del fascismo, y no fue hasta los años 50 que se inició una transición, sobre todo en los países occidentales, para conseguir el respeto y la aceptación del colectivo por parte de la sociedad. No fue hasta 1969, en los conocidos disturbios de Stonewall (manifestaciones y protestas en contra de las persecuciones a colectivos homosexuales en Nueva York), donde se empezó a dar una elevada visibilidad e importancia al movimiento LGTB. La discriminación social del colectivo fue disminuyendo progresivamente, aumentando tanto su poder adquisitivo como sus oportunidades laborales. También se ha desarrollado un mercado enfocado al colectivo, con productos y servicios personalizados y exclusivos para ellos, al igual que muchas compañías han optado por defender los derechos LGTB.

Críticas relacionadas con el capitalismo rosa

Pese a dar mayor visibilidad al discurso que ofrece el colectivo, es cierto que muchas empresas pueden utilizar todo este movimiento para conseguir beneficios y aprovecharse de la lucha constante que ha realizado esta comunidad en busca de sus derechos. Es cierto que muchas compañías han apoyado al colectivo incluso financiando manifestaciones y festividades relacionadas con el mismo, pero hay que valorar hasta qué punto lo hacen por una causa social y no con el fin de aumentar sus ingresos. Esto se debe a que solo se incluyen en el mercado todos aquellos grupos (dentro del propio colectivo) que interesen económicamente, dejando fuera a todas aquellas minorías que, pese a también formar parte de la comunidad, no se tienen en cuenta como una oportunidad en el mercado. Por ejemplo, un grupo cuya tasa de paro lleve años manteniéndose en valores elevados, dejará de ser tomado como opción por las empresas ya que no es atractivo económicamente. Por todo esto, la problemática actual y las grandes oleadas de críticas hacia este término vienen precisamente por la falta de moral por parte de muchas compañías, dejando atrás aspectos sociales tan importantes como la lucha por sus derechos de un colectivo oprimido y preocupándose única y exclusivamente por sus beneficios económicos.

La sociedad actual es cada vez más consciente de los problemas sociales y de las dificultades por las que pasan muchos colectivos, por lo que el capitalismo rosa está en el foco de todas las miradas al poner en evidencia la falta de responsabilidad social de las empresas, así como su constante búsqueda de beneficios, utilizando causas muy delicadas como la defensa de los derechos LGTBI.