Brexit
Brexit es el nombre que se ha dado al fenómeno consistente en la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Como todos sabemos, se trata un tema muy controvertido, problemático y complicado que, además, va a tener una serie de consecuencias económicas y humanas muy importantes.
Para su mejor comprensión vamos a comenzar viendo la entrada y participación del Reino Unido en la UE.
El ingreso en Europa
Las comunidades europeas fueron fundadas:
- La Comunidad Económica Europea (CEE) en 1957
- La Comunidad Europea del Carbón y del acero (CECA) en 1951
- El EURATOM en 1957
En los tres casos se crearon por un acuerdo entre seis estados: Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo.
De las tres organizaciones la CECA se ha extinguido, ya que su duración acordada era de cincuenta años que se cumplieron en el 2002, y las otras dos se han convertido en lo que hoy conocemos como Unión Europea.
Con posterioridad a estas fundaciones otros países de Europa se han adherido a ellas (y, actualmente, a la UE) llegando hoy en día a contar con 27 miembros.
En un principio los países fundadores no invitaron ni contaron con el Reino Unido para fundar ni para integrarse; se cuenta que Charles De Gaulle, que estaba fundando la V República Francesa y que tenía un poder casi ilimitado en aquél país y, por ello, en Europa, se negó rotundamente a incluir a los británicos, hasta el punto de que el ingreso del Reino Unido solo pudo producirse tras el fallecimiento del General Degaulle.
En 1973 el Reino Unido entró a formar parte de las Comunidades Europeas, junto con Irlanda y Dinamarca. Por desgracia la crisis del petróleo de los años 70 hizo que esta entrada en Europa no fuera vista por la población como un cambio a más prosperidad.
Desde siempre, la situación británica ha sido de escepticismo, se integraron por no quedarse fuera, por no depender económicamente de manera exclusiva de los Estados Unidos, pero nunca han participado de las ideas y los proyectos de la construcción de Europa y eso se ha traducido en que en todos los casos el Reino Unido es una excepción a todo lo que se ha hecho como la supresión de fronteras o el Euro.
La situación en Irlanda
La isla de Irlanda fue definitivamente conquistada por los ingleses en el Siglo XVI y fue tratada como territorio conquistado, los ingleses explotaron económicamente a la población irlandesa sin ningún miramiento y les impusieron su idioma, su cultura y su religión. A pesar de haber transcurrido más de cuatro siglos los Ingleses seguían siendo unos extranjeros invasores a principios del Siglo XX.
En ese momento surge el Ejército Republicano Irlandés (IRA) como fuerza armada en lucha por conseguir la independencia de Irlanda; en 1914 se consiguió ya una autonomía de Irlanda del sur y, tras una nueva rebelión armada seguida de una verdadera guerra de la independencia, la República de Irlanda se creó por el tratado anglo irlandés de 1921, quedando la isla dividida entre esta República (Irlanda del Sur) y el territorio del norte (Ulster) que seguía perteneciendo al Reino Unido; la división en la isla también se producía por su población, en el sur existía una gran mayoría de católicos-republicanos mientras que en el Ulster la mayoría eran protestantes-unionistas.
A partir de este momento surgieron todo tipo de problemas al existir dos poblaciones completamente opuestas y, en muchos casos, enfrentadas. Del IRA original apareció una escisión que mantuvo la lucha armada en el norte, escorándose a la extrema izquierda política y convirtiéndose en un grupo terrorista, lo que hizo que la situación llegara a ser muy grave, sobre todo durante los años 60.
Esta espiral de violencia terminó con los acuerdos de viernes santo suscritos por el Reino Unido, la República de Irlanda y por los partidos políticos implicados en los que se conseguía el fin de la actividad terrorista creando un contexto de colaboración, dando a Irlanda de Norte una autonomía política con su gobierno y parlamentos autonómicos.
Pero los acuerdos de viernes santo pudieron hacerse porque tanto el Reino Unido como la República de Irlanda pertenecían a la Unión Europea y, por tanto, se aplicaban las políticas de libre circulación de personas, capitales y mercancías también entre los dos territorios (del norte y del sur).
Éste es el gran problema del Brexit: al dejar de pertenecer a la Unión Europea el territorio del norte aparece una frontera en la que no hay libertad de movimientos y, con ello, toda el acuerdo con el que se consiguió poner fin a la lucha de unos contra otros queda ineficaz, con el peligro de que se reproduzca el conflicto armado en un futuro próximo.
Aquí es donde está el principal escollo del Brexit, en el acuerdo de salida se ha pretendido, para mantener abierta la frontera interior de la isla, establecer un período transitorio más o menos largo (incluso indefinido) en el que el territorio del norte seguiría, a efectos prácticos económicos, perteneciendo a la UE lo que no convence en absoluto al Parlamento Británico.
Historia cronológica del Brexit
Como hemos dicho, la opinión pública de los ciudadanos Británicos nunca ha participado de las ambiciones y deseos de otros países respecto de la construcción europea.
De manera bastante populista e imprudente el gobierno británico convocó un referéndum (el 23 de junio de 2016) para la salida de la UE. En dicho referéndum el 51,9% de los votantes votó por abandonar la UE, por lo que el Gobierno invocó el artículo 50 del Tratado de la Unión comunicando su decisión de abandonar la organización que debía producirse dos años después de tal comunicación, el 29 de marzo de 2019.
A partir de este momento había mucho que negociar: después de la participación inglesa en la UE durante tantos años existían multitud de conexiones económicas, legislativas y humanas que había que hacer cesar de la manera mas ordenada y menos traumática posible, hablamos de asuntos como las importaciones y exportaciones, la situación de ciudadanos que viven en uno y otro territorio y que ya no quedan amparados por la libertad de circulación, el cese en organizaciones europeas del Reino Unido o la situación de Gibraltar y, sobre todo, la de la Isla de Irlanda.
En noviembre de 2018 se suscribió un proyecto de acuerdo de retirada que debía ser aprobado, entre otras instancias, por el Parlamento Británico.
La aprobación del acuerdo en dicho parlamento ha sido, hasta hoy, imposible, sobre todo por la salvaguarda irlandesa que no parece convencer a todo el mundo. Por ello se han ido pidiendo sucesivas prórrogas para seguir negociando estando previsto, hoy, que la salida se produzca, como muy tarde, el 31 de enero de 2020.
Existe, además, un sector de la población que no está nada de acuerdo con el Brexit y que exige la convocatoria de un segundo referéndum para permanecer en Europa.
Las consecuencias económicas del Brexit
Además del problema irlandés, el Brexit tiene unas consecuencias económicas que podrían llegar a ser catastróficas, sobre todo para el Reino Unido.
Estas consecuencias surgen por la pérdida de mercado que tendrán las empresas de uno y otro lado, empresas que actualmente mantienen unos lazos económicos muy intensos que deberán desaparecer (productos y servicios que se vendían normalmente en el otro territorio ahora tendrán que pagar aranceles aduaneros o, directamente, no se podrán seguir ofreciendo), además de que los mercados financieros no lo van a recibir bien.
Sin embargo este desastre económico puede ser mucho peor si, al final, no se consigue la salida con un acuerdo (el llamado Brexit duro); una salida sin acuerdo puede suponer una recesión enorme en el Reino Unido y un desplome de la Libra Esterlina espectacular.
De hecho ya se han producido enormes daños económicos en las empresas y en la moneda, tanto de uno como de otro lado.
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