Bienes raíces
Los bienes raíces, por definición, son aquellos que no pueden moverse de su lugar de origen, dadas sus características naturales, por lo que no pueden cambiar de localización. Podemos considerar un bien raíz a la propia tierra, pero también a construcciones como los edificios, puentes o estatuas, cosas que, una vez construidas, no pueden moverse sin ser gravemente dañadas o destruidas por completo.
En términos contables, los bienes raíces son activos fijos para las empresas, ya que tenerlos supone poseer un terreno, un edificio o una construcción. Además, si estos bienes sufren reformas o se realizan nuevas construcciones en ellos, aumentan su valor contable.
El concepto de bienes raíces es más amplio de lo que parece, ya que dentro de su clasificación entran distintos tipos de bienes. Por ejemplo, las minas y los raíles que se encuentran dentro de ellas se consideran bienes raíces, al igual que los barcos (si separas al barco del mar, pierde completamente su función como activo, ya que no tiene ningún uso lógico).
Tipos de bienes raíces
La clasificación de los bienes raíces es bastante amplia y compleja, y podemos realizarla en función de distintos factores como su analogía, su destino o su naturaleza, pero la más habitual y utilizada divide a los bienes raíces en tres tipos:
- Comerciales; utilizados por las empresas para vender o comprar sus productos (tiendas, almacenes, oficinas).
- Industrias; utilizados para llevar a cabo procesos productivos (granjas, fábricas, minas).
- Residenciales; utilizados por los ciudadanos para vivir (edificios, casas terreras, terrenos sin desarrollar, viviendas públicas).
Inversión en los bienes raíces: tipos y metodología
Pese a que muchas empresas los compran para darles un uso prolongado (por ejemplo, la compra de una nave industrial para realizar actividades comerciales, o bien la adquisición de un local comercial para abrir una tienda), es cierto que los bienes raíces son una de las principales formas de inversión de las últimas décadas. Existen tres maneras principales para sacar rentabilidad de un bien raíz: reformas o construcciones, alquileres y ventas.
Reformas o construcciones
Existen muchas empresas que se dedican a comprar bienes raíces, generalmente terrenos vacíos o viviendas, para posteriormente construir en ellas (o reformarlas, en caso de las viviendas) y venderlas a un precio mucho más elevado. En función del tipo de actividad que se realice en el bien raíz y la cantidad invertida, el retorno será menor o mayor. Por ejemplo, en el caso de las remodelaciones de viviendas, se puede llegar a aumentar el valor de la casa en un 6-7 %, mientras que realizar una construcción completa en un terreno virgen supone una inversión más grande, pero la revalorización es notablemente mayor.
Alquileres
Probablemente la opción de inversión en bienes raíces más habitual, se produce cuando una persona o entidad compra un bien raíz y, de manera inmediata, se lo alquila a otra para su uso o explotación. Es común verlo en viviendas y locales comerciales, y se utiliza tanto gracias a la facilidad con la que se consigue el alquiler y los ingresos inmediatos que este proporciona. A la hora de recuperar la inversión completa, es cierto que se tarda bastante más que en las otras opciones, pero esta modalidad garantiza al acreedor una entrada mensual de capital, facilitando las previsiones de futuro.
Ventas
Pese a que el riesgo es mayor, también es habitual ver cómo muchas personas compran bienes raíces para, posteriormente y cuando se revaloricen, venderlos. Son inversiones a largo plazo porque requieren de una generación de plusvalía por parte del bien raíz, y es prácticamente imposible sacar rentabilidad a corto plazo utilizando este método, pese a que en algunas ocasiones puede reportar interesantes beneficios si se revaloriza lo suficiente.
Mercado de los bienes raíces en la actualidad
Para la gran mayoría de inversores, los bienes raíces son un activo que no puede faltar en sus carteras, gracias a las diferentes opciones que ofrecen y las altas tasas de rentabilidad que presentan, sobre todo en el largo plazo. Existen incontables agencias inmobiliarias y bróker que se dedican a operar con bienes raíces, ya que el mercado es muy amplio y abarca distintos sectores (inmobiliario, industrial, agrícola, entre otros).
Muchos inversores grandes acostumbran a contar con varios inmuebles en su propiedad, ya estén esperando una venta o se encuentren alquilados. Sin duda alguna, actualmente el mercado inmobiliario es uno de los más potentes, y dentro del mismo podemos encontrar distintas oportunidades de inversión muy interesantes: zonas turísticas, casas de lujo, pisos de estudiantes, viviendas en zonas muy concurridas…
Todas estas razones han convertido a los bienes raíces en uno de los activos con más movimiento dentro de las carteras de inversores y, actualmente, los mercados inmobiliarios generan cantidades muy elevadas de dinero, así como de puestos de trabajo.
Los bienes raíces, en definitiva, son aquellos que no podemos mover a otro lugar sin destruirlos o dañarlos en el proceso. Pese a que se suelen clasificar en comerciales, industriales y residenciales, existen muchos más criterios que pueden dividir a los bienes raíces en diferentes tipos.
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