Balance de volúmenes
A la hora de invertir en bolsa es importante tener claros los diferentes conceptos o tecnicismos que harán que tomemos las mejores decisiones. Uno de los indicadores que podemos revisar es el balance de volúmenes, uno de los más famosos en análisis de Bolsa, que nos proporciona información sobre la cantidad de títulos o acciones que en un momento determinado está en el mercado bursátil. Estará, por supuesto, muy relacionado con el volumen que se negocie de un título en una sesión.
Este indicador se denomina OBV (On Balance Volume) por sus siglas en inglés y fue inventado por Joseph Granville. Si queremos calcular este indicador necesitaremos el volumen de negociación. Consideraremos el valor de la primera sesión como 0, para empezar a construirlo. De ahí, los días siguientes, si el volumen de negociación ha sido mayor al del día anterior, sumaremos este volumen al balance de volúmenes del día anterior. En cambio, si la cotización ha sido inferior al día anterior, entonces le restaremos el volumen de negociación del día de hoy. Así, poco a poco, iremos construyendo el indicador y tendremos el balance de volúmenes día a día.
¿Cómo representamos los datos del balance de volúmenes?
A la hora de representar estos datos sobre una gráfica, los trasladaremos sesión a sesión, de manera que construyamos una gráfica lineal. Se aplicarán las reglas del chartismo, estudiando posteriormente la gráfica que obtengamos, como si estuviéramos hablando de gráficas de cotizaciones de precios. De hecho, es muy usual representar el balance de volúmenes justo debajo de una gráfica de cotización de precios, para poder revisarlos conjuntamente y extraer conclusiones.
Lo importante en lo que nos tenemos que fijar es en la convergencia o en la divergencia entre los máximos y los mínimos. Es decir, cuando los máximos de la cotización (el segundo es mayor al primero) concuerdan con dos máximos del balance de volúmenes que hemos construido (el segundo es también superior al primero), entonces entenderemos que la tendencia que sigue es estable y que el valor muy probablemente tenderá a subir. En cambio, si lo que observamos es lo contrario (dos máximos de cotización que son correspondidos por dos máximos del balance de volúmenes que son inferiores), entonces esto querrá decir que el volumen se está acortando y, por eso, el valor no tenderá a subir, más probablemente bajará.
La lógica tras la explicación anterior nos indica que cuando el balance de volúmenes está aumentando es porque existe una acumulación de títulos en manos de los accionistas ya que estos piensan que el título va a subir, por lo que tenderá a seguir una tendencia alcista en el precio. Sin embargo, si el balance de volúmenes desciende, entendemos que los inversores se están deshaciendo de títulos de manera continuada, por lo que se espera que el precio de la acción caiga.
Hay que tener en cuenta que el volumen puede referirse a diferentes conceptos, dependiendo del mercado en el que estemos operando. Por ejemplo, si estamos operando en el mercado bursátil en el que se intercambian acciones, el volumen se referirá al número de títulos negociados en el período temporal que consideremos, normalmente un día. Sin embargo, si nos referimos al mercado de derivados, siendo el caso de los futuros y las opciones, el volumen se referirá al número de contratos negociados en el período temporal considerado.
Así, podemos concluir que el indicador de balance de volúmenes es un instrumento muy útil a la hora de entender el volumen que precede a los cambios en el precio de los títulos y que puede llevarnos a saber si un título tenderá al alza o a la baja, según cambie su volumen negociado.
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