Estudio de factibilidad de un proyecto: ¿Qué es?
-30% durante 12 meses en todos nuestros productos
Contratando antes del 31 de diciembre
Si bien el objetivo de cualquier empresa que se precie siempre ha sido generar ingresos y experimentar un crecimiento económico, la situación deparada por la pandemia provoca que el estudio de factibilidad de sus proyectos deba ser lo más preciso posible. No obstante, este último no solo pone en evidencia la viabilidad financiera de aquello que se desea emprender, sino también otros muchos aspectos de interés, tales como el tiempo que los trabajadores del negocio en cuestión van a tener que invertir o la demanda existente en el mercado por parte de los clientes potenciales. Pero ¿qué es exactamente un estudio de factibilidad? ¿Qué parámetros hay que tener en cuenta si se forma parte del equipo encargado de dar luz verde a los planes de una compañía? A continuación, respondemos a estas y otras preguntas con el fin de despejar todas las dudas que te puedan surgir al respecto.
Qué es un estudio de factibilidad
El estudio de factibilidad de un proyecto trae consigo una valoración exhaustiva a cargo del departamento de la empresa responsable de la aprobación del mismo. Ni que decir tiene que las decisiones que sus componentes tomen afectarán positiva o negativamente a las diversas escisiones en las cuales se divida la entidad, por lo que se hace necesaria una predicción futura sin posibilidad de grandes errores.
La principal razón no es otra que la importante suma de dinero que requiere cualquier inversión inicial, la cual podría perjudicar seriamente al equipo humano al completo si la citada estimación no se correspondiera con la realidad. De igual manera, las horas de trabajo de este último valen oro. De modo que resulta imprescindible que sean precisos a la hora de especificar el período que se va a destinar al proyecto, ya que el tiempo y el esfuerzo reservados para su puesta a punto dejarán de dedicarse a otras ideas ya consolidadas, pero que también continuarán precisando de algún tipo de apoyo.
Parámetros a tener en cuenta
Factibilidad operativa y técnica
No dejamos de lado las últimas afirmaciones, pues, si se es consciente de que implica un riesgo que los mismos profesionales se encarguen tanto de las nuevas propuestas como de las asentadas, la solución pasa por la contratación de personal. Precisamente, la factibilidad operativa depende en gran medida del departamento de Recursos Humanos, que no solo tiene el cometido de incorporar nuevos perfiles a la empresa, sino también de valorar las habilidades de los actuales de cara al proyecto futuro.
Con esto nos referimos a las típicas cualidades que se suelen mencionar en un currículum: la capacidad de colaborar en equipo, la actitud frente a importantes cambios, la disposición a trabajar bajo presión, etc. Así como a cuestiones técnicas, entre las que nos encontramos los medios con los que suele trabajar la compañía y los conocimientos que los empleados poseen sobre el funcionamiento de estos.
Factibilidad económica
La factibilidad económica está estrechamente ligada a la operativa debido a que la primera contempla el coste del plan, dentro del cual van incluidos los sueldos de los trabajadores que lo hagan posible, entre otros muchos más datos. Asimismo, este parámetro es decisivo, ya que bastará con calcular si el posible beneficio será o no superior a los costes para determinar su viabilidad.
Factibilidad comercial
Sin ir más lejos, ese resultado positivo en las cuentas tendrá lugar si la factibilidad económica de la iniciativa consigue predecir el reclamo existente en el mercado por parte de los consumidores y suplir esa demanda cuando la empresa la revele. Además, este parámetro debe estudiar cómo va a ser su comercialización, la estrategia publicitaria que se va a seguir para que esta última resulte exitosa o de qué manera va a ser distribuida.
Factibilidad política y legal
Aunque no van de la mano, hemos decidido hablar de ambas en este apartado debido a que se centran principalmente en lo que conocemos por “burocracia”. La primera hace referencia a los distintos acuerdos que se producen en el seno de la propia compañía entre empleadores, trabajadores y los sindicatos que defienden los derechos de los segundos, por ejemplo. Mientras que la factibilidad legal contempla si el proyecto no viola ninguno de los requerimientos jurídicos que trae consigo la legislación de cada territorio.
Factibilidad de tiempo
Y por último, pero no menos importante, la factibilidad de uno de nuestros bienes más preciados: el tiempo. Este parámetro exige de la mayor precisión posible, pues todo el trabajo que haya que hacer para poder sacar el plan adelante tendrá que ser realizado en el intervalo de tiempo que se especifique.
Una vez se haya determinado el potencial del proyecto, la entidad emisora deberá poner en marcha las condiciones que consideró oportunas para su ejecución y estar preparada para afrontar todos aquellos inconvenientes que puedan acontecer durante el largo camino que hay hasta su presentación.