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Estrategia y tablero de comando en la empresa

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15 de marzo de 2021

El rendimiento y la productividad son piezas clave en el desempeño empresarial, y son conceptos que están en la mente de casi todos los gerentes; no obstante, no todas las formas de abordar la estrategia empresarial son igual de efectivas. Analizaremos el tablero de comando y mostraremos por qué es un buen método para llevar a cabo dicha estrategia.

El porqué de los tableros de comando

La estrategia empresarial adolece, a menudo, de ciertos problemas: si bien puede que estos no tengan nada que ver con el raciocinio o la preparación de los directivos, sí que es cierto que existen cuatro barreras fundamentales a la hora de implementar una estrategia:

  • Visión compartida. Está relacionada con la visión de la empresa. ¿Y por qué es una barrera? Porque en multitud de ocasiones, los miembros de la organización no están integrados ni cohesionados con la cultura empresarial, ni se alinean con su visión. Y este factor condiciona mucho el background estratégico de la empresa.
  • Gerenciamiento. No, los gerentes no son el problema, para nada: el problema radica en centrar la estrategia en decisiones a corto plazo y, sistemáticamente, dejar a un lado el largo plazo de la misión de la empresa. En otras palabras: "los árboles no nos dejan ver el bosque".
  • Operacional. En otras ocasiones, es la propia dinámica operativa de la organización la que limita la visión estratégica: los procesos clave existentes no sirven para construir las decisiones estratégicas. O, en otras palabras, intentar construir un edificio utilizando construcciones de juguete.
  • Personal. Finalmente, nos encontramos ante una de las barreras más complejas: la que tiene que ver con los recursos humanos. Es posible que los propios empleados no estén unidos a la implementación de la estrategia, bien porque no cuentan con el nivel de entrenamiento o competencias apropiado, o no disponen de las habilidades y conocimientos necesarios.

¿Qué es un tablero de comando?

Los tableros de comando son sistemas de medición que ayudan a la dirección estratégica de la empresa a crear valor añadido a largo plazo. O, lo que es lo mismo, a redefinir las estrategias abandonando el cortoplacismo y ampliando las miras a todos los estratos de la organización.

Para entender la importancia de un tablero de comando, es preciso tener muy presente que es imposible mejorar lo que no se puede medir; a raíz de las barreras analizadas previamente se pueden establecer varios elementos críticos para superarlas:

  • Innovación en los procesos y en los entregables.
  • Inversión en sistemas y RR. HH. para crecer con sostenibilidad.
  • Identificación de los clientes objetivo que generen más valor.
  • Determinación de propuestas de valor que aumenten la rentabilidad.

¿Cómo se construye un tablero de comando?

1. Orientación al diseño

En la primera etapa, se determinan los indicadores clave del rendimiento (KPI), valiéndose de las características de la empresa: tamaño, sector de actividad, público objetivo, misión, visión, valores, políticas y objetivos.

En la segunda etapa, se identifica en el organigrama a las personas que son responsables de la toma de decisiones, así como la naturaleza de las decisiones de cada uno (estratégicas, tácticas u operacionales).

2. Arquitectura de indicadores

En la tercera etapa, se filtran los KPI por los que debe regirse la alta dirección, en concordancia con el tipo de decisiones que han de tomar.

En la cuarta etapa, se alinean los KPI con los procesos de la empresa, es decir: se delimitan claramente las responsabilidades (recorren verticalmente el organigrama).

En la quinta etapa, se establece una relación directa entre el coste de la transformación empresarial y los objetivos deseados: en otras palabras, cuantos más recursos se involucren en la estrategia, mayor será el coste de compensación.

En la sexta etapa, se definen las fórmulas de cálculo de ventas, valor de la empresa, inventario, valor añadido…

En la séptima etapa, se comparan los indicadores con las metas originales del plan estratégico, así como con la competencia y otras empresas relevantes de nuestro sector: la idea es construir un panel de control (dashboard) que permita un análisis visual y rápido.

3. Recursos informáticos

En la octava etapa, se realiza un acopio y modelado informático de todos los datos recabados, y se abordan su representación y análisis de métricas: cobran especial relevancia los conceptos ligados al Business Intelligence (BI), para ordenar los datos en una gran base (Data Warehouse), realizar su posterior extracción y encontrar los parámetros que las relacionan.

4. Utilización

En la novena etapa, se hacen partícipes a todos los miembros involucrados en la planificación estratégica.

En la décima etapa, se integra el tablero de comando en todo el proceso empresarial, para que todas las metas respondan a los parámetros del plan.

Los tableros de comando son una forma muy eficaz de aplicar la inteligencia de negocios para mejorar la estrategia de una empresa: si bien su proceso de implantación puede llegar a ser complejo, garantiza el cumplimiento de la planificación estratégica y, por lo tanto, el retorno de la inversión.